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No puedo moverme
No puedo hablar
Siento que hay algo observándome desde algún lugar de mi habitación.

Pasaban de la 1:30 a.m, definitivamente no había sido buena idea ver una película de terror estando sola en casa, no se por que lo hice, tal ves mi lado masoquista le ganó la batalla a mi lado racional, y cómo resultado aquí me encuentro, escondida entre las sabanas de mi cama, abrazando fuertemente un peluche de rana en busca de un poco de seguridad.

No logro dormir, imágenes vívidas de una mujer de tez pálida y cabello negro observándome desde mi closed o arrastrándose por los laterales de mi cama apunto de atraparme, atacan mi mente impidiéndome conciliar el sueño.

Me auto regaño, tengo sueño pero el miedo alimenta mi paranoia y por si fuera poco mi vejiga esta por reventar.

"Nunca más veré la maldición sola de nuevo"

Pienso al momento que junto un poco de valor, me levantó de la cama estrangulando el peluche con mis brazos, me acercó a la puerta descalza preparándome para la carrera que me espera desde donde me encuentro hasta el baño.

1, 2... Abro la puerta de un solo movimiento, salgo disparada mientras ignoro la incómoda sensación de ser perseguida, antes de llegar a mi objetivo observo a mi perro dormido pacíficamente sobre el sofá de la sala, por fin llego a mi destino respirando de forma irregular por el esfuerzo y mi poca resistencia física.

Una vez aliviada, me siento un poco mas valiente por lo que está vez, no decido correr como una lunática, sino, caminar y eso hago, abro la puerta del baño lentamente sin poder evitar imaginarme al niño de tez azul esperándome al otro lado, por suerte no hay nada, de manera que con mi rana protegiéndome camino por el lavandero, la cocina, mientras tarareo canciones, pero al llegar al comedor comienzo a escuchar las uñas de un perro chocando contra la cerámica rápidamente tras de mí, me giro para acariciarlo pensando que es cacique mi poodle, pero tras de mí no hay ningún perro solo un comedor vacío, mis latidos se aceleran, camino rápidamente hasta la sala, y allí se encuentra mi perro exactamente como lo había dejado hace un par de minutos, corrí hasta mi cuarto, cerrando la puerta de un golpe, comencé a orar presa del miedo.

"Lo que estaba tras de no dejes que me haga daño, protegeme por favor"

Repetía una y otra vez mientras lloraba, mis manos temblaban llamé a mis abuelos pero no contestaban, decidí dejarles un mensaje pidiéndoles que llegaran más temprano, no me importaba que se burlaran de mí o creyeran que solo fueron ideas mías, lo único que deseó es no estar sola en esta casa.

Luego de orar unas cuantas veces más, me tranquilice lo suficiente como para recostarme en mi cama, calculando mentalmente las horas que faltaban para el amanecer.

No se cómo, ni en que momento me quede profundamente dormida.

Abrí los ojos, la habitación estaba escasamente iluminada por la luz tenue de mi lámpara naranja la cual no recordaba haber encendido, quise mover mi brazo en busca de mi celular.

¡No podía moverme!, entre en pánico, observaba fijamente él techo, mis pulmones funcionaban, pero me era imposible si quiera mover un dedo, quise hablar pero tampoco podía, la angustia y el temor se apoderaron completamente de mí, era prisionera en mi propio cuerpo, un ruido llamo mi atención, dirigí mi vista en dirección al ruido, observé con un grito ahogado como lentamente "algo" deslizaba una silla de plástico cubierta de ropa desde un lado de la habitación hasta quedar frente a mi cama, cerré los ojos con fuerza, al hacerlo el ruido se intensificó "esa cosa" lanzaba la silla contra el piso y la pared.

Sudaba frío, las lágrimas salían de mis ojos.

Tengo miedo... ¿por que no me puedo mover? ¡Dios protegeme! Pensaba una y otra vez.

Escuche un susurro cerca de mi oído, una risa chillona, que me puso los pelos de punta, deje de respirar intente moverme lo menos posible, gritaba en mi mente ¡¡ALEJATE!!

Pero el susurro fue haciéndose más fuerte y claro acompañado de mi nombre.

Sentía que iba a morir, esa cosa en mi habitación acabaría conmigo y no podía moverme para escapar, estaba completamente a su merced, vulnerable...

Alguien golpeó la puerta, de repente abrí los ojos y salté de mi cama, ya había amanecido la habitación se encontraba con las luces apagadas y la silla se encontraba en su lugar, sin pensarlo dos veces salí de mi habitación encontrándome de frente con mi abuela...

Nunca más vi películas de terror sola en casa ni he experimentado otro episodio de parálisis del sueño, pero nunca podré olvidar aquellas risas infernales ni la imagen de la silla moviéndose sola ante mis ojos.

Basado en hechos reales.







Terror Nocturno #AliadosDelTerrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora