Wicked Man's Rest

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 "I rise to meet you
As your trust dissolves to shame
Oh, this innocence has turned and lost its way
Retrace the footprints "


Tip-tap tip-tap.

Los mocasines de Indigo resonaban en el blanco suelo de mármol de una pequeña galería de Londres. Su mano estaba cubierta por unos guantes baratos que la protegían de la corriente helada de febrero que se colaba por las puertas del edificio sin calefacción.

Clic-clac clic-clac.

El Zippo de Collin se abría y se cerraba a la paso que avanzaban los segundos y casi parecía que seguían los pasos de la otra alma de la sala como un coro.

Los ojos de ella alternaban pinturas con los ojos de él y ambos se preguntaron como podía caber tanto arte en un solo lugar. Entonces, la bombilla.

"¿Te conozco?" la voz femenina llena el vacío y despierta los ecos. Y también lo despierta a él. Y a su mano, que tiembla y deja caer el pequeño encendedor al suelo. Frío.

"No se." Se resupera "Eso espero."

Todo rastro de incomodidad lo abandonó mientras recogía todo lo que había caído, ya fuese material o etéreo, y se sentó en el banco del centro. Justo frente a ella. Habían pasado muchos años desde la última vez.

Y otra bombilla.

"Collin" Ella sonaba sorprendida pero su rostro le estaba recibiendo como quién ve aquello que ya esperaba. ¿Debería haberse sentido decepcionado? ¿Realmente ella pensaba que volvería? "¿Qué haces en Europa?"

Él solo se encogió de hombros. Si algo había sabido hacer desde siempre era pretender ser una superficie plana, lisa y resbaladiza para ocultar las cumbres afiladas que realmente lo componían. Él no traía más que problemas.

"El sueño americano no era para mí, supongo."

"¿Hay algo para ti, realmente?"

Él solía pensar que ella era para él. Que Indigo era su compañera en el viaje. Millones de decepciones y cuerdas arrancadas después, él descubrió que ella solo lo ataba al suelo. Y estar atado al suelo duele como mil agujas y cien rocas cuando estás hecho para volar lejos.

Pero ningún sueño funcionó lejos de su mente y sus alas se quemaron con el Sol más de lo que él pudo aguantar. En ese momento, en la galería de Londres a la que ambos solían acudir con regularidad en sus días más brillantes, Collin personificaba todo lo que a ella le molestaba y sobraba. La bestia que ella mató una mañana de Noviembre a la vez que un avión cruzaba el charco.

Él repasó la sala y no reconoció nada. Las paredes que los vieron deambular aunque la galería estuviese a punto de cerrar. Cuando él le preguntó si era un ángel. Cosa que Indigo nunca fue ni podría ser.

No reconoció nada, ni siquiera a ella. Solo su error.

"Supongo que no."

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⏰ Última actualización: Jan 09, 2017 ⏰

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EL PASAJERO, Vol. I; Wicked Man's RestDonde viven las historias. Descúbrelo ahora