William, después de la semana en la cual asistió a esa conferencia juvenil, el se interno en la misma iglesia, donde iba a apoyar a los jóvenes de ahí para que no se sintieran tan cargados. El ayudo mucho la primer semana, que fue muy divertida, ya que Rebecca y William, tenían guerra de miradas que enamoraban el uno al otro.
William, caminaba por los largos pasillos de los jardines de la iglesia y pasaba por un costado del estacionamiento en donde Rebecca ensayaba sus coreografías, Rebecca se tomaba varios descansos para platicar con los encargados de la iglesia.
Cuando ella tomaba sus descansos William pasaba por un lado del estacionamiento, y cuando uno volteaba, el otro volteaba, y así se la pasaron por una larga semana, una larga y hermosa semana.
Antes de terminar la semana, un viernes, el hermano
De Rebecca le hablo para que fuera porque ella le quería decir algo, William se acerco, y ella dijo:
Me encanta tu mochila.—Con una sonrisa en la cara
Gracias, a mi la tuya, que tal si la cambiamos? — Dijo William
Ella.— Claro solo déjame pedir permiso.
William dijo. -Mejor no, toma es tuya sin nada a cambio.
Es verdad? Muchas gracias. Ella sonrió grandemente.
Y así fue como ellos se conocieron. No fue la mejor manera pero tampoco fue tan mala.