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"Mierda" pensó Gabriela, tendría que faltar al colegio y perderse esa clase de matemáticas que podría casi que definir su año escolar; y por si fuera poco tendría que mentir cosa que odiaba desde el fondo de su alma pero necesitaba hablar con aquel que fue su ejemplo a seguir.

Su plan era sencillo pero muy arriesgado, si la veían Alexa le daría la paliza de su vida; empacó unos pocos cuadernos también ropa para cambiarse y unos zapatos, sin hacer el menor ruido "huyo" hacia aquel café, que por cierto quedaba muy lejos de donde vivía "Será un largo viaje" pensó Gabriela.

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Llevaba bastante tiempo en aquel vagón del tren estaba cansada y todavía le faltaban tres estaciones que tendría que ir incómodamente parada, pero eso no lo es lo que realmente le preocupaba ¿Que le diría a Rafael? ¿Realmente era tiempo de hablar? Seguramente, ya habían pasado unos tres años, era el momento.

A Gabriela le temblabla hasta el alma, siempre había sido muy tímida y aun así desde los siete tuvo que valerse por si misma; nadie nunca tuvo la delicadeza de brindarle un abrazo o una palabra de ánimo era como si no existiera y hoy eso estaba a su favor.

°°°

Después de haber caminado —a paso muy lento— llegó al café aun faltaban unas dos horas, así que fue a caminar por ahí a matar el tiempo, olvidándose de sus crecientes nervios.

Compró algunas cosas que necesitaba y de nuevo se dirigió hacia el café a paso tranquilo, como si estuviera a punto de encontrarse con un amigo que no veía hace mucho, se sentía tan tranquila que creyó que por fin había vencido sus miedos.

Se sentó en una mesa y empezó a dibujar como lo había hecho los últimos años; suspiro al pensar lo que le haría Alexa si se daba cuenta de que estaba muy lejos esperando a su ex-esposo para tomar un café, cuando ve un hombre bajo, moreno de unos profundos ojos negros y un poco de peso extra.

Ella sintió como algo que se removió dentro de ella, una mezcla de muchas emociones que formaban un nudo en su garganta.

—Hola, tiempo sin verte Gabriela —Dice el hombre de los ojos negros.

—Tres años, cuatro meses y dos semanas —Dice ella arrepintiéndose de lo dicho y sonrojándose, hace mucho no tenía una conversación; todo con Alexa sólo eran gritos y órdenes, Alexa nunca valoraba nada.

—Que precisa —Dice el entre risas haciendo que Gabriela se sintiera un poco más cómoda.

Gabriela necesitaba soltar todo lo que llevaba adentro, sentía que todos esos sentimientos la iban a ahogar; así que tomó aire y se preparó para hablar .

—Mira, Rafael yo se que tu ya tienes una vida a parte, que poco a poco has ido olvidando a Kat y no es justo; ella no pidió venir al mundo —Dice Gabriela tratando de ignorar el nudo que se formaba en su garganta— ustedes deben responsabilizarse.

—Lamento mucho hacerte venir desde tan lejos, pero no me interesa Kat, yo quería un hijo —Dice Rafael suspirando—  se supone que por ser un adulto tengo que ser responsable, pero no quiero a Kat, puedo empezar a mandar una mensualidad por ella; más de lo impuesto por el juez si ella se vuelve un gasto con nombre.

—Ok, MALDITO BASTARDO estaré esperando tu primera consignación sino te va a ir mal, muy mal —Dice Gabriela con tono amenazante y entre dientes.

°°°
Después de aquel infortunado encuentro, regresa bastante deprimida por que no logro su objetivo; entre a su cuarto y se va al mundo de los sueños donde todo es perfecto y nadie sufre.

"Tal vez fue mi error pensar que te importaba" pienso Gabriela antes de caer en su maravilloso mundo.

Mensajes a un Expadrastro #RAwards2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora