Nunca Te Vayas

×3×

-Que haces acá?- me dijo mi hermano con cara de asustado.

-Idiota, desayuno? Que se supone que haga?!-dije, ya me estaba sacando de mis cacillas.

-Ha-ha-hannah, escúchame, no te enojes.

-Que te escuche?! QUE TE ESCUCHE?! NO ALLEK,NO- Mis lagrimas, van a salir, oh no.

Él me  miro con miedo y cuando se dio cuenta de mi mirada hacia el bajo la cabeza, en cambio su amigo que estaba al lado me miraba, solo me miraba, con pena.

Agarre mi bolso y salí de allí, pobre Tom, tanto trabajo. En el camino me dispuse a ir a "mi lugar" como yo prefiero llamarlo, pero algo o alguien me agarro del brazo y me hizo darme media vuelta hacia ella.

Era el chico, digo, el amigo de Allek.

-Déjame- dije safándome- Que?? Sentís pena? Queres verme llorar? O no, no lo logr-me estaba abrazando, que lindo, lo necesitaba así que no me negué.

-Perdón- me dijo con una suave voz- No lo sabia.-Llorar en su pecho era lindo, es decir, sentirme por una vez acompañada por una figura de hombre que no sea Ricky, eso, era lindo.

Así que, llore, como si mi vida dependiera de eso para vivir, llorar.

-Shh, Hannah- me tranquilizo él, siguió abrazándome con cariño pero yo me separe.

-Me tengo que ir- dije secándome las lagrimas- gracias...

-Evan, me llamo Evan.

-Gracias Evan- se acerco a mi y me dio un beso en la mejilla

7 horas después.

Seguro que ya era lo suficientemente tarde para que mi mellizo este en mi casa, estaría ya encerrado en su lugar de invernacion. Así que, es hora de volver.

Llegue a  casa y no se escucho nada, Nana no estaba porque su bolso no se encontraba allí. De repente se escucho a una señora hablando de como hacer Waffles, oh por la Nutella, quien estará ahí?

Me dispuse a ir hacia la cocina y agarre un zapato por si era alguien que me queria hacer daño, pero no, era Allek viendo atentamente hacia su celular.

-Hannah- me habla!!!

-Ah, ehm, h-hola.

Rió ante mi acción de vergüenza y se dio vuelta para irse de la cocina. Pero se giro sobre sus talones y me miro.

-Hola, Hannah.

Y se fue, sin mas, y esa, señoras y señores era mi primera conversación larga con mi hermano, y según yo, la ultima.
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