Romeo y Julieta One Shot [Finnceline]

One Shot Romeo y Julieta

Romeo y Julieta (Finnceline)

En Ooo: una pequeña ciudad en el noreste de Italia existían dos familias de buena posición económica; ambos rivales: los Abadeer y los Murtons.

La familia Abadeer estaba conformada por el señor Hudson Abadeer y Marceline Abadeer, su hija; una joven de 18 años, cabello negro azabache y ojos verdes, de delgada y delicada figura..., aunque ella no era muy delicada en ningún sentido: Era fuerte, sin miedos, sin fronteras que la detuvieran, a excepción de... las cuatro paredes que conformaban su mansión.

Hace mucho tiempo que Marceline no tenía una madre, esta había muerto el mismo día del nacimiento de Marceline, al ser esto, su padre la tenia confinada en su habitación casi todos los días, pero esto no le impedía salir para nada; se escapaba muy seguido al pueblo y al bosque por las noches y las tardes, donde casi no había sol que la molestara.

La otra familia, la Murtons, está conformada por la señora Margaret Murtons, Jake Murtons, primer hijo; de 20 años, casado, de piel bronceada, ojos negros y cabello oscuro; y Finn Murtons, su segundo hijo de 16 años, cabello rubio, piel blanca y ojos azules.

Su padre había estado en un enfrentamiento, hace muchos años atrás, con los Abadeer; donde había perdido la vida.

Pero, lamentablemente este no fue el principio ni el fin de su enemistad; ni siquiera recordaban porque peleaban, solo lo hacían.

En este día, tan normal para unos, tal especial para otros, sería el día en que Marceline conocería a su prometido, ya que mucho ya lo habían atrasado por una u otra cosa. Ella no se encontraba en lo más mínimo feliz por ello, todos estos años desde que tenía 15 años, habían atrasado su "presentación", con el joven afortunado, por las quejas y escapes de esta señorita.

Pero ese día no se escaparía por nada del mundo; ya le habían colocado su pomposo vestido rosa con un corsé muy apretado- que odiaba - y le habían amarrado su largo cabello en una trenza; o más bien la habían obligado a hacerlo.

Después de una guerra contra esta joven y sus mucamas para intentar ponerle este "traje"; la llevaron junto a su padre a la puerta, donde segundos después le abrieron a Sir Gumball, el prometido de Marceline, de 26 años; cabello claro al igual que sus ojos, piel un poco rosada, de alta estatura y complexión media; ella ya lo conocía - era gran amigo de la familia Abadeer, aunque también era quien se enfrentaba contra los Murtons a nombre de los Abadeer - y lo odiaba a más no poder: era un pretencioso, que solo se interesaba por sí mismo y con el que sería el último con el que pensase que se casaría, o eso creía hasta que cruzo esa puerta. Su primera impresión de él desde que el mayordomo abrió la puerta, no fue la mejor, este la miro como si solo fuese un premio que le seria otorgado o un juguete con él cual jugaría de aquí en adelante.

- Bienvenido, es un honor que nos visite, joven Gumball - Comenzó el señor Hudson, poniendo su mano a la altura de su estomago e inclinándose levemente hacia su invitado.

- Muchas gracias por recibirme - Contesto el joven Gumball, inclinándose igual mente que su anfitrión.

- ¿Como estuvo su viaje hasta aquí? - Pregunto.

- Estuvo bien, gracias - Contesto Gumball sonando lo más educado posible.

Hudson miro a su hija, la cual se encontraba tratando de aflojar un poco el apretado vestido.

- Me gustaría presentarle a mi hija - Le dijo a Gumball, acercando a Marceline a él - Marceline, el es Gumball, el que será tu prometido de ahora en adelante; espero y se lleven bien - Sonrió sinceramente.

- Un gusto Marceline - Se inclinó, tomo su mano y la beso, mientras la veía de manera morbosa, esto solo logro que le dieran nauseas a la chica - Que bella flor es con la que me casaré - Susurró mientras levantaba su rostro de la mano de Marceline.