CAPÍTULO 2

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¿Sabéis que? Hace gracia mi vida. No tengo ni la menor idea de que hacer con ella. No quiero seguir en ella pero tampoco quiero desaparecer. Parece que, gracias a una persona, puedo volver a ver un poco de luz en toda esta oscuridad y soledad que me rodea pero el sentimiento de estar sola perdura. 

Últimamente he podido observar bien el comportamiento de la sociedad y sobretodo de la gente que me rodea. Todavía me acuerdo cuando todos eramos pequeños y no sabíamos absolutamente nada. Nos parecía que si teníamos el último objeto que se puso de moda ya eramos los mas guays de todos. EN REALIDAD, TODO ERA, ES Y SERA FALSO. Los amigos no existen. Todos esta demasiado preocupados con sus vidas como para fijarse en la de los demás y darse cuenta que, a veces, sus palabras son peores que las armas. No se dan cuenta que no necesitas ni que te escuches, solo un simple abrazo que te haga olvidar toda la mierda que llevas dentro.

Simplemente odio tener que encerrarme en las horas del recreo en el baño, el no poder salir con gente, el no poder llegar a casa y contarles como me fue el día a mis padre. Solo...odio todo de mí. He recorrido a la auto-lesión. ¿Loca?¿Suicida?...esas fueron las primeras dos preguntas que me hicieron mis padres. Es tan difícil entender que es mi forma de expresarme? Que si no lo hago explotaré y si sigo así las consecuencias serán mas que cortes. Soy una cobarde que huye sin mas. No quiero quedar con la persona que mas le importa porque, cuando me revise los brazos y vea mi obra de arte, dejará de hablarme.  Quiero desaparecer pero no me atrevo, desearía que un coche me atropellara o me dispararan en la cabeza. Y, así, el día de mi funeral, toda la gente se va a dar cuenta de lo que se perdieron y sera demasiado tarde porque, en eses momento, yo ya seer feliz sin ellos.

DIARIO DE UNA SUICIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora