Era mi primer día en séptimo grado, me llamo Andrés.
En ése día me encontraba sólo, pues ninguno de mis amigos decidieron ir, así que entre a mi primera clase con la directora de curso de 702, mi curso. Apenas entré, me encontré con la chica más linda que había visto, ella se encontraba sentada en los primeros puestos, con su cabello rubio y vestido negro; nunca había visto a alguien como ella, me encantaba.
Su nombre igual de bello a ella. Camila.
Desde la primera vez que la vi, supe que ya nada sería igual.
Que todo iba a cambiar.
Pero no sabía si para bien o para mal.
Ella me parecía tan hermosa.
Me pasaba mirándola todos los días, sin que ella se diera cuenta.
Me encantaba verla sonreír, molestar, todo. Para mi ella era la perfección absoluta.
Yo les dije a mis amigos, Juan, Tomás y Daniel que la niña más linda de todo séptimo grado había quedado en mi salón.
Juan y Tomás quedaron en mi salón y yo les mostré a Camila.
A ellos no les pareció tan linda. Pero yo veía en ella más que la belleza, me encantaba su forma de ser. Y aunque aún no nos habíamos hablado, con sólo verla podía detallar que le gustaba alegrar a los demás, que era risueña y un poco tímida. Todo lo que yo buscaba y hasta más.
