Capítulo único

1.5K 173 128
                                    

Lo observé bailar tan perdidamente enamorado que no pude evitar sonreír al notarlo. Se veía tan increíblemente feliz que no existe nada en el mundo que me alegre más que su bienestar.

Este día resultó ser perfecto, como siempre quiso.

En este momento me encuentro fuera del salón de eventos, fumando un cigarrillo, alejado de todo el ajetreo que se alcanza a escuchar hasta acá. Música estruendosa combinada con risas y pláticas, algunas de temas serios y otras de borrachos empedernidos buscando calmar sus males.

Necesito estar un rato a solas conmigo mismo. Estoy pensando en todo lo que viví con él antes de llegar a éste punto de nuestras vidas y me cuesta creer que hayamos logrado sobrevivir a tantos problemas.

Estábamos tan perdidos en la vida y tan enamorados que nos volvimos ciegos, no prestamos atención a nada más de nuestro alrededor y eso nos trajo graves consecuencias.

Consecuencias que nos arrastraron al día de hoy.

Hoy -por primera vez en muchos años-, lo vi bailar con alguien que no era yo, sonreír tiernamente a alguien que no era yo. Amar a alguien que no es yo.

Pero nada de eso está mal, al contrario, es todo lo que quería para él; tranquilidad, armonía, felicidad, amor incondicional. Y todo eso sé que ella es capaz de dárselo.

La manera en que la mira, cómo sino hubiera nada más hermoso en la Tierra, ya no me provoca un ataque de celos. La forma en que sus labios se unen a su sien en un gesto de completo amor, ya no hacen un hueco en mi pecho. El discurso que unió sus vidas por completo y para siempre no me hizo perder la razón.

Después de todo, sabíamos que lo nuestro no iba a funcionar.

Recuerdo que hace cinco años él y yo solíamos imaginarnos éste día, pero obviamente tenía a uno de los protagonistas diferente. Divagábamos en fantasías de nuestro futuro, tan absurdas, que resultaban adorables a nuestro parecer.

Pensábamos en tener hijos, mascotas y habitar una casa lo suficientemente grande como para poder vivir todos juntos sin asfixiarnos los unos a los otros y lo suficientemente pequeña como para no ignorarnos.

Con un jardín inmenso lleno de girasoles -sus favoritos-, rosas, gardenias y demás flores que quisiéramos. Colocar una pequeña mesa donde pudiéramos tomar café, o simplemente sentarnos a observar a nuestros hijos jugar.

Yo quería todo eso y más. Pero el destino es un hijo de puta.

-Por fin te encontré, sospechaba que estabas aquí.

Volteo a mi derecha y lo veo caminar hacia mí, con una sonrisa gigante y sincera. Trae su moño desamarrado y colgando precariamente de su cuello, su camisa se sale un poco del pantalón y no tiene puesto el saco.

-Sabes perfectamente que los espacios cerrados y llenos de gente me ponen nervioso -contesto tranquilamente mientras doy otra calada a mi cigarrillo. Sabe a gloria.

-Sí, lo sé, por eso vengo a agradecerte infinitamente el que hayas venido. Honestamente no creí que quisieras presenciar éste día.

Frunzo el ceño, confundido, y respondo.

-Sabes que por ti haría cualquier cosa. Cualquier cosa, Dyl.

Está consiente de que lo digo de verdad, desde el día en que lo conocí -y creo que para siempre- estoy dispuesto a partirme el alma por lo que sea que necesite. Se lo dije una y mil veces, me extraña que no lo haya recordado.

Baja la mirada con una sonrisa tímida adornando su rostro, su bello rostro. Mete las manos en sus bolsillos y comienza a jugar con una piedra que hay en el piso, la pasa de la punta al talón de su pie derecho en repetidas ocasiones.

Love of my life Donde viven las historias. Descúbrelo ahora