Capítulo uno.

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Mi padre decía que las personas están ciegas, más en el amor. Que si sabías que esa persona era tu destino, entonces ella debería ser tuya. Recuerdo ver a mi madre siendo apuñalada por mi padre, mientras éste gritaba con furia cuanto le pertenecía.

Con tal solo doce años me quede sin padres. Sin nadie a quien amar. Sin ser amado.

Aún pasado catorce años, ni mi mente, ni mi corazón, sabían lo que significaba el verdadero amor. Por esto, al sentirlo aunque sea un poco, pude saber cómo mi padre se sintió durante esos años juntos de convivencia. El querer dominar y obligar. El querer ser dueño de todo su ser y destruirse con tal de ser aceptado.

Lo había heredado, los pensamientos y sentimientos de mi padre. Esos que jamás había deseado.

*

En la mañana el sonido de la alarma suena sin parar a las siete y media de la madrugada, indicándome que es hora de ir al trabajo. No me gusta pero debo levantarme. Por una razón. Solo una, el.

Doy medio giro y apoyo mis pies en el suelo. Con mis ojos entre cerrados, me dirijo hacia el baño en busca de una ducha.

Mi estómago ruge. Pero no hay razón para comer. Él lo dijo. Ama los chicos flacos, que no contengan ninguna grasa en su cuerpo. Como dos veces al día, pero aún así, no es suficiente. La grasa sigue acumulándose aún sin ser llamada, de paso mi cara no ayuda tampoco. Nariz pequeña pero aplastada, labios gruesos, ojos pequeños color marrón, pelo negro al igual que el carbón, marcas de acné y piel levemente morena. No hay perfección en mí y eso él lo sabe.

Mi trabajo como investigador y forense va dando frutos desde que el llegó ahí. Pelo color rojo intenso, ojos negros, redondos y profundos como la misma noche, nariz fina y labios gruesos con una bonita forma de corazón. Sin marca de imperfección.

Poniendo mis pensamientos de lado, me coloco mi chaqueta negra y salgo en busca de mi bicicleta roja.

Me dirijo a mi trabajo en un día soleado, sin rastros de nubes. Día perfecto, para observarlo como siempre lo hago.

En ocasiones las personas me lo han dicho y preguntado. El por qué utilizo una libreta para escribir todo lo que él hace. Porqué tengo fotos de él en mi casa, sacadas desde el lugar donde siempre me coloco para admirarlo, su casa. El por qué no visito un psicólogo. Porqué me niego a hablarle, y muchas cosas más. Pero ¿de qué sirve explicarles? No lo entenderían aún si se los menciono.

Aunque sé que estoy muy bien. No creo que me permitan trabajar en este lugar si mi condición es tan mala. Por eso es que lo sé.

*

El estacionamiento siempre está lleno. Al ser tan pequeño el lugar, los autos apenas caben. Es por eso que uso una bicicleta como mi transporte.

Al entrar, veo personas corriendo, están apurados en busca de una solución y un caso para resolver. Caen papeles de un extremo a otro, gritos en cada rincón, empujones y pisadas. Así son todos mis días en el trabajo. Pero la persona se acostumbra dependiendo de si algo bueno sucede. En mi caso, me pude acomodar al verlo parado elegantemente a un lado de la puerta.

Lo recuerdo perfectamente, ese día comenzó todo. Mi amor de locura.

Hace dos meses.

Un hermoso hombre parado a un lado de la oficina "S.M", pelo elevado elegantemente hacia atrás, sus ojos levemente delineados para destacarlos, el uniforme policial que encajaba perfectamente en él, su pequeña estatura y voz melódica que no molesta. Fue presentado por nuestro director de grupo, el señor Joonmyun que estaba tratando de llamar nuestra atención, agitando suavemente su mano derecha.

Ya con las miradas de todos puestas en él, comentó.

­-Bueno, como les comenté ayer, ésta persona trabajará con nosotros desde hoy. Por favor preséntese.

Parándose derecho, y con una mano acomodando su cabello, expresó -Buenos días, mi nombre es Do Kyungsoo y tengo veintitrés años. Desde hoy estaré a su cuidado. Por favor sean amables conmigo -dijo sonriente y con la terminación de "Muchas gracias" se dirigió a su escritorio.

Bonito, perfecto, hermoso. ¿Qué otra palabra habría para describirlo?

Su piel pálida como la nieve, que desde lejos se veía lo suave que era.

Perdido en mis pensamientos, no di caso a quien me llamaba.

-¡Jongin! -grito el director, enojado por la indiferencia.

-¡Discúlpeme! No estaba escuchando ¿qué es lo que me decía? -pregunté un tanto nervioso.

-Acompañe a Kyungsoo para que pueda ver el lugar de trabajo y por favor explíquele como trabajamos.

-¡Sí! -Respondí firmemente-. Por favor permítame acompañarlo para hacer un recorrido por el lugar -dije mirándolo directamente, sin perderme ningún detalle de su esbelta figura.

Recorrimos el lugar y le expliqué detalladamente todo sobre el trabajo. Estaba ansioso y nervioso por tanta belleza. Tan solo unos minutos de conocernos y ya me tenía a sus pies. Mi lengua se trababa cada vez que lo miraba fijamente a los ojos.

Luego de tantas miradas y palabrerías, recordé lo que mi difunto padre decía "Si es tu destino, te pertenece. Tuyo y de nadie más". Por eso decidí que él sería mío. Solo mío. Nadie lo puede observar, ni menos tocarlo para saludarlo. Porque si no sería mío, no lo iba a ser de nadie más. Era una locura.

El me volvió loco.

*

El día se había vuelto gris luego de las cuatro y media de la tarde. Los pájaros ya no cantaban como siempre lo hacían. Las nubes parecían reírse de mí. Cobarde, eso era yo. El hablarle y que cada oración tenga más de cuatro palabras, ya era un reto para mí. Pero la oportunidad llegó junto con la felicidad, escrita en una hoja de investigación.

"En el día de mañana, se le solicita a las personas: Park Chanyeol, Kim Jongin y Do Kyungsoo; para la investigación sobre el caso "Perla Negra" a las tres de la mañana.

Lugar de destino: Cabañas del Río Pipo.

Por favor ser puntual"

Atentamente:

Joonmyun, Director de la S.M

*

Mientras leía el papel colgado en la puerta del grupo, pude escuchar una voz masculina que me llamaba a unos pocos metros de mí.

-¡Jongin! -el oficial Chanyeol venía trotando mientras me nombraba.

Giré y lo miré con atención.

-¿Qué sucede?

Ya parado frente a mí, me saludó y se dispuso a hablarme.

-Como verá, somos equipo en la próxima investigación junto con Kyungsoo -me dijo un tanto animado.

-Sí, puedo verlo -dije con sarcasmo-. ¿Y qué pasa con eso? -pregunté un tanto molesto por nombrar a Kyungsoo sin mi consentimiento.

-Me gustaría que tengamos una reunión los tres, así también nos repartimos las copias del caso asignado.

Cuando Kyungsoo había entrado oficialmente a la asignación de investigadores, pude notar como miraba a esta persona. Era una mirada dulce que contenía oculto muchos sentimientos.

-Supongo que eso suena bien. Vamos.

Centro pálido y rojo (Kaisoo/Chansoo).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora