Face to face

6 0 0
                                    

Es viernes acabamos de llegar. El barrio es muy bonito y tranquilo. La casa es preciosa y bastante grande. El camión de mudanzas se acaba de ir.

- ¡Ashley acomoda todas tus cosas en tu habitación y baja a cenar! - grito mamá.

Así es ella siempre gritando pero en el fondo nos quiere. Nos acabamos de mudar por la separación de mis padres. Vivo con mi madre: Savannah y mi hermano: Cristian. Me llevo muy bien con Cristian nos llevamos tres años pero siempre hemos estado muy unidos. Tengo diecisiete años y Cristian veinte.

- ¡Ashley a cenar! - vuelve a gritar mi madre

- ¡Ya voy! - grite desde arriba mientras bajaba las escalera para dirigirme al comedor para sentarme en la mesa.

- ¿Enana que tal es tu habitación? - el que había hablado era Cristian y le respondí con un "está bien". No tenía muchas ganas de hablar esa mañana de solo pensar que no volvería a ver a mis amigos en mucho tiempo me ponía triste. Creo que Cristian lo noto porque empezó a hablar de cómo era el lugar y de cómo sería su nuevo trabajo. Cristian ya había encontrado trabajo por vía internet en este nuevo lugar.

Cuando terminamos de comer ayude a mi madre a poner los platos en el lavavajillas y me fui a mi cuarto a acabar de organizarlo todo. Me llevo dos horas organizarlo todo y poner cada cosa en su lugar. La habitación no era demasiado grande pero era muy acogedora y tenía mucho espacio de almacenaje.

Después de organizar mis cosas me dispuse a ir a dar una vuelta para conocer el lugar y a los nuevos vecinos. La verdad es que era todo muy bonito, todo muy verde. Llegue a un bonito parque y me senté en un banco a disfrutar de la naturaleza. Con mis amigos solíamos ir a un prado verde a hablar (bueno las chicas hablábamos mientras que los chicos jugaban a fútbol).

No sé cuánto tiempo pasé sumida en mis pensamientos pero se había hecho de noche ya casi no quedaba nadie en el parque. De repente vi una sombra acercándose a mí y me asuste. Me puse de pie cuando estaba más o menos a dos metros de mí. Acabó de acercarse y me miro fijamente. Era un chico guapo. Con el cuerpo bien trabajado.

- ¿qué hace una chica bella como tu aquí en estas horas? - Preguntó con voz seductora. Fue entonces cuando me di cuenta de que llevaba un perro parecía un bulldog era pequeñito y bastante bonito.

- ¿Y a ti que te importa? - Contrataque a la defensiva.

- Guau tranquila fiera solo saludaba soy Bryan - dijo. - Y este es Buster - dijo señalando el perro. - ¿Eres la nueva vecina verdad?

- Si, nos acabamos de mudar.

- Lo se te he visto esta mañana vivo en frente de tu casa. Si quieres vamos y... ya sabes. - Dijo con una sonrisa traviesa.

- Eres un cerdo

- Oh vamos no te hagas la difícil puedo darte lo que quieras.

- Déjame en paz.

Me alejo de el con la intención de irme a casa cuando me doy cuenta de que no sé dónde estoy ni como volver. Él ya se estaba alejando pero me había dicho que vivía enfrente de mi casa así que el sabría el camino.

- Espera. - le grité.

- ¿Qué te has repensado mi oferta? - Dijo con esa voz seductora

- No. - Le dije con odio. - ¿Sabes dónde está mi casa?

- ¿Es que eso es una oferta?

- ¡No eso es un NO SE DONDE ESTOY!

- ¿Te has perdido? - Peguntó riendo y yo asentí.

- Ven te llevare a casa.

Lo seguí y salimos del parque y nos adentramos en una calle tranquila.

- ¿Cómo te llamas? - Pregunto

- Ashley - Le respondí cortante aunque parece que no lo noto ya que siguió ablando.

- Y dime ¿tienes novio Ashley? - En ese momento dude entre si mentirle o no pero la verdad es que no tenía novio así que decidí no mentir

- No - En ese momento supe que me había equivocado ya que se le formo una gran sonrisa en la cara.

- ¿Entonces saldrás con migo? - preguntó

- No - Ahora la que me reí fui yo. - Jamás saldría con alguien como tú.

- ¿Como yo? - Pregunto divertido - ¿Cómo son los tíos como yo?

- Mujeriegos, solo buscáis sexo y no respetáis a las mujeres, sois tan... - Estaba tan distraída buscando las palabras para definir-lo que no me había dado cuenta de que habíamos llegado a mi casa. - Buenas noches.

Me di la vuelta y camine hacia mi casa pero él me cogió la mano e hizo que lo mirara. - ¿Que ibas a decir somos tan...? - Preguntó divertido.

- Sois tan cabrones. - Termine mi frase. - Buenas noches. - Repetí

- Buenas noches Princesa. - Odio que me llamen así "princesa" solo me lo pueden llamar mi padre y mi hermano pero estaba cansada así que se lo deje pasar y entre en casa. Eran las doce de la noche. Al entrar estaba mi hermano sentado en el sillón de la salita mirándome fijamente.

- ¿Dónde estabas? - Pregunto muy serio

- Me fui a dar una vuelta y se me hizo tarde y después me perdí pero estoy bien - Le dije

- Esta bien - Dijo cansado así que le di un abrazo y subí a mi habitación.

Estaba muy cansada así que me di un corto baño y me puse mi pijama rosa del Rey León y me tumbé en mi cama no podía parar de pensar en lo que había pasado esta tarde. ¿Por qué no se me iba de la cabeza el maleducado de mi vecino? Con ese último pensamiento caí en los brazos de Morfeo y me dormí.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 05, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Face to faceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora