Relativamente simple

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Mi vida es como la de una chica cualquiera, o eso considero yo, ya que mi vida fue siempre igual, con alguna que otra variante que la desestabiliza, pero se mantuvo igual a lo largo de mis cortos dieciséis años.
Mi nombre es Lucia, sin tildes por favor. Soy una chica común y corriente, me fascina la lectura, la pintura, los museos, las ciudades y sus hermosas luces por la noche, y como a cualquier chica a mi edad, sin ningún trastorno alimenticio, me encanta la comida. No quiero que se tome como algo ofensivo, o algo que pueda interpretarse como una agresión, al contrario. Normalmente, me acusan de ser bulímica y/o anoréxica, simplemente por ser una chica flaca, rodean mis muñecas con sus manos, pasando su dedo pulgar y medio para hacerme saber nuevamente que les sobran centímetros de dedo en mi brazo. Como si no lo supiera. Lo cierto, es que no soy anorexica, no soy una chica bulimica, ni tampoco alguien obsesivo con las calorías que poseen los alimentos que comen, yo como lo que como y no me hago problemas. Al medir un metro con setenta y dos centímetros, hay bastante recoveco en mi cuerpo como para mandar las grasas de los alimentos, sin que éstas se acumulen en ningún lado.
Estas características ya dichas, hacen que desde pequeña resalte entre mis compañeras y amigas, a la mayoría les llevo cinco centímetros, si tengo suerte, a otras diez o más, lo que me da vergüenza muchas veces, pero no me queda más que aceptarlo.
Los chicos se han reído de mi muchas veces por ser tan alta, y en varias ocasiones superar su estatura tan baja, considerando yo, en mi mente que un hombre es bajo midiendo solo un metro setenta.
Mi mente es una máquina procesadora de situaciones, me planteo cosas para hacer, como influirá en un futuro, que diré etc. No me gusta pensar tanto pero necesito pisar sobre seguro. Esto, junto a mi terquedad y exigencia conmigo misma, me llevó a ser una de las mejores alumnas, mi promedio es casi el mejor del colegio, pero, aún sabiendo todo esto, pudiendo presumir mis logros, me matengo apartada del bullicio escolar, de las peleas, críticas y todo aquello que puede hacerme sufrir más el día a día en el colegio. Pero, aún así, mi suerte fue siempre negativa. En mis primeros tres años escolares un grupo de 'varoncitos' (simplemente dicho así por poseer un aparato reproductor masculino en su cuerpo) hizo que odie la concurrencia al colegio, no fue bullying, pero fue una gran molestia, solamente por no salir a bailar como ellos, no tomar ni tener una mala conducta en el colegio. Por suerte hoy ellos están en la división de polimodal contraria a la mía, arte. Yo por mi parte estoy en Cs. Naturales. Aunque me salvé de ellos, hoy en día tengo compañeros, los típicos fiesteros que cada tanto cuando pueden me toman de amargada o antipática. No sé si les tengo que escribir una carta en especial para ellos, para que logren entender mi odio hacia ellos, porque por lo visto no lo comprenden todavía.
Amarga o no, aún sigo esperando a que caiga en mi vida una persona que la cambie completamente, para, por qué no, poner mi vida de cabeza...

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⏰ Última actualización: Mar 27, 2016 ⏰

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