<<Alice -cabizbaja cuando me miraba con aquellos ojos que me recordaban el azul del océano-. Dime Alice>>.
La vida nos pone pruebas por alguna razón, en ciertas ocasiones para prepararnos por alguna mala jugada que nos diera. Sin en cambio, yo no lo entendía hasta que un buen día llego a mi vida -Suspiro largo-.
<<Idiota>>
Papá siempre me decía así, ahora lo entiendo. Soy una idiota, esto solamente sucede en libros o películas. Y menos ocurriría algo así a alguien como yo, contando que no soy la mejor persona.
<<Ni la peor -mi mente me recrimina- >>. Bueno, tengo que tomar en cuenta que el es alguien de otro mundo, aquella combinación de humildad y belleza no es normal. Esa voz que podía mover miles de montañas en mi interior no es normal.
Aaron Collins no es normal.
<<Esta bien Alice -sostuvo aquella penetrante mirada sobre mi débil cuerpo-. ¿Gustas café? El frío se está soltando>>.
Nunca. Jamás. En mil años. ¿Yo conviviendo con alguien no permitido por papa? Imposible.
<<¡TE TENGO PROHIBIDO, ESCÚCHALO ALICIA, ESTRICTAMENTE PROHIBIDO HABLAR DE NUEVO CON ALGUIEN! -Su cara parece estar apunto de explotar. No puedo hacer mas que esconder mi cara en mis blancas manos, no es que me extrañe su comportamiento, pero nunca sabes con que te puede sorprender este impecable abogado y nefasto padre->>.
Aaron Collins es prohibido para mi.
<<Para amar a alguien mas, primero debes aprender amarte>>.
Alguna vez eso me dijo Mamá Elsa, sí era cierto; Alice Wembley, ¿que sientes realmente por aquel misterioso amigo de papa?
No era amor, ¿o si?
<<Antes de hacer que me ames, te enseñare amar todo de ti, Alice -Con gran seguridad, sujeto aquel objeto de metal que brillaba sobre mi mano y la tiro al piso de mi oscura habitación-. Te lo juro>>.
Bendito seas, Aaron Collins. Pero demasiado tarde, te amo mas que nada ni nadie.