||Prólogo.||

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—Bien Mai, ¡si eso es lo que quieres, eso tendrás!—Nunca se había visto a Tom de ese modo. En su rostro se expresaban varias emociones, mas ninguna ganaba quien lograba describir lo que sentía en estos momentos gracias a la castaña de inusual nombre. ¿Enojo? ¿Decepción? ¿Desesperación? ¿Tristeza? Quizá, una mezcla de todas y cada una de estas.
—Si claro, largate—Se limitó a responder la ojiverde.
—Te amo, Mai. ¿Es que no lo entiendes? ¿¡Cómo puedes ser así con los demás!?—Un Tom al borde de las lágrimas se hizo presente, no se le puede culpar.
Mai es así, él no podía entender como es que ella podía ser tan seca, tan fría, tan egoísta, tan.. Mai.

Nadie se ha atrevido a quererla como el castaño lo hace. Nadie podía sacarla de su trance de odio. Nadie podía ayudarla de su callejón en donde no pensaba mas que en la ignorancia. Ella rechazaba a cada que trataba de apoyarla. ¿Qué o quién era Mai? No parecía humana. Sin corazón, sin sentimientos, sin culpa.
—No interesa.—Dijo esta con un tono mayor, primera vez que levantaba su voz.
—¡Si interesa!—Él ya no podía más, estaba cansado de lo mismo cada día—¡Tienes todo, Mai! ¡Me tienes a tus pies! ¿Qué más quieres de mi?—sus mejillas húmedas lo delataban, aquél ojiazul comprensivo ya no lo era más—¿No ves el daño que me haces?—Preguntó con delicadeza, esperando una respuesta de aquella pesadilla de mujer. Y vaya que la obtuvo.
—¡Ya callate Tom! ¡Yo no te he hecho nada, tú solo te ilusionaste!—Suspiró, sorprendentemente, ella contestó de una manera muy cruel. Mas sin embargo, Tom se lo esperaba.
—Si, yo soy el tonto—Soltó una pequeña risa triste—El único tonto que se ha preocupado por ti.

Ahora, él llevaba la delantera. Jonhs abrió su boca a vista de responder.. Y la cerró rápidamente. No podía decir más, Tom tenía razón.
—No te dije que lo hicieras—Dicho esto se fue, ¿Por qué? Simple, Mai Jonhs no podía sentir, o eso aparentaba a los demás. No debían verla llorar.

Se percataba de que él por más que ella trató de alejarlo, no lo hacia; y sabía perfectamente, que si ella lo dejaba entrar a su corazón lo llevaría a su final. Negó con la cabeza, no podía hacerle más daño. Por más que ella quisiera estar con él lo mejor era apartarlo, la felicidad de Tom era más importante que su misma vida. Es por eso, que no podían estar juntos. No quería que la sola persona que la quiere, quede en mal estado.
Mai pudo volver a sentir amor, el problema es que amar también consiste en pensar en la felicidad del otro antes que la tuya, y Tom no sería feliz.

Mai tenía un secreto
Secretoso con que con nadie debía compartir.
Tom deseaba descubrir que ocurría.
Tom se destruía asimismo por enamorarse de Mai.
Si lo hubiera sabido antes.
Si tan solo alguien le hubiera advertido.
Él no estaría en este aprieto.

—Mai,-Sollozó—No me odies.

MAI, NO ME ODIES.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora