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Entré a la habitación y me encontré con la imagen más desagradable que visto en mi jodida vida.
Dexter y Sophia teniendo relaciones en la cama donde el y yo solíamos dormir y pasar horas juntos.

Teníamos el noviazgo perfecto, nos amábamos, no discutíamos, él nunca me hizo llorar y yo nunca le hice daño o lo hice sentir mal, un noviazgo puro y sin morbo.

Pero eso se acabó.

- ¿qué mierda haces, Dexter? -dije con la voz más tranquila que podía en este momento. -

El idiota se sobresalto y juro que pude ver como los colores abandonaban su rostro.

- amor, te juro que no es lo que parece. - dice el inútil y suelto una estruendosa carcajada sarcástica. -

- no seas idiota, es obvio que si es lo que parece, y a la próxima busca una frase mucho más original. - lo miro con cierto asco. -

Me mira dolido, pero más dolida estoy yo.

- ah y otra cosa a la próxima si quieres buscar una zorra a la cual follarte procura que no sea una tipeja que dice ser mi amiga. - la mire y se veía avergonzada y me alegra, de verdad me alegra y ojalá algún día el karma le devuelva lo que me hizo. -

Recogí mi ropa, mis libros, mi guitarra y la poca dignidad que aún conservaba y salí de su apartamento con los ojos cristalizados y el corazón hecho añicos.

[∆∆∆∆]

Cuando llegué a casa a los segundos solté todo lo que llevaba y me derrumbé.

Las lágrimas salían de mis ojos sin mi consentimiento, llegando hasta mi cuello y empapando mi camisa. Seguro debo verme patética aquí en el piso del lobby apoyada en la puerta con maletas a mi alrededor el maquillaje regado por todo mi rostro de tanto tallar mis ojos y viendo a un punto fijo como poseída. Debía verme más que patética.

Querido diario: « Mi Ex »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora