1. Primera consulta.

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Estaba molesto, mi padre me apresuraba y yo no estaba listo.

-Ya voy papá, no encuentro mi abrigo favorito- le digo refunfuñando.

-Estoy saliendo, marcos, si no estás listo, no tendrás ninguna consulta- me dice mi padre.

Agarré mi abrigo y me fui a con mi padre a mi primera consulta con el ortodoncista.

Vamos en el carro y no puedo evitar sentirme nervioso por las historias de dolor que me contaron mis amigos cuando les colocaron brackets.

-¿Qué tienes, Marcos?- me pregunta mi padre viendo por el retrovisor.

-Nada, papá, es que estoy nervioso.

-Cálmate, que pareces un niño- me dice con tono de superioridad.

-Papá, tengo 16 años, no soy un niño- le digo refunfuñando.

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Me anoto en la lista. Soy el número 6.

Eran las 7 de la mañana y apenas comenzaban a venir los que limpian el piso.

*Chat*

Caro: Hola, amor, ¿cómo estás? ¿Aún no te revisa el doctor?

Yo: Hola, amor, super nervioso... ¿Y tú, amor? ¿Cómo amaneciste?... No me han atendido, aún no llega el doctor.

Caro: Relájate..., que no quiero a un nervioso como novio JAJAJAJA... Te amo, me ducharé...❤

Yo: Ja... Ja... Ja... Muy graciosa. Está bien, yo te aviso. Te amo... ❤

*Fin Chat*

De repente, veo al doctor entrar y todos lo saludan...

-Se nota que es buen doctor. Hice bien en aceptar las referencias de tu tía- dice mi padre con tono de superioridad.

-Si, papá, mis amigos vienen aquí también- le respondí.

-Marcos Harrison- dice la secretaria.

Estoy conmocionado. Se supone que soy el 6, y me llaman de primero..., que suerte.

Me levanto del asiento y mi padre me acompaña.

-Viene por primera vez, ¿verdad?- le pregunta la secretaria a mi padre.

-Si, estamos esperando desde las 7 de la mañana... Y no me gusta esperar.

-Está bien, disculpe las molestias- le dice la secretaria apenada.

-Pasen por aquí- nos dice la secretaria, y señala una camilla llena de aparatos y maquinitas donde está el doctor que entró anteriormente.

El doctor la mira extrañado  y le pregunta por qué traía un paciente de primera vez aquí, si primero debe pasar por la camilla del técnico...

-Disculpe, doctor Arismendi, no volverá a pasar- le dice la secretaria apenada.

Cuando la secretaria nos lleva a la camilla del técnico, éste se levanta sin que nosotros hubiésemos llegado siquiera.

Me dice que lo acompañe, y yo extrañado, asentí. Ya estaba un poco fatigado por todas las vueltas y pasillos por los que había pasado... Mi padre, igual de fatigado que yo, le pregunta al técnico por qué teníamos que dar tantas vueltas.

-Le debo tomar dos placas a su hijo para dárselas al doctor Arismendi, de esa forma, él podrá evaluar la mandíbula de su hijo con detalle. Así, le podrá decir si hay necesidad de una ortodoncia- le responde a mi padre con seguridad y arrogancia.

La vida de MarcosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora