Y el invierno llegó

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Alguna vez se han preguntado ¿por qué llueve en época de invierno? O quizás ¿por qué en esa fría y húmeda temporada la alegría se siente tan lejana, tan distante…? El invierno, una estación que no solo nos marca con su repentino gris, sino que también nos inunda de una melancolía que ni el más sabio ha podido explicar…

Solo recuerdo el brillo entrando por mi ventana, era un día precioso y los pajaritos ya cantaban al son del viento. La brisa del último día de verano sacudía celosamente los árboles que pronto dejarían sus coloridos colores para ser cubiertos por el manto incomprensible del invierno.

Sin rumbo alguno emprendí mi caminata, solo me dejé llevar por el instinto y por el sentimiento de encontrar algo nuevo. Fue así como a cada paso que daba, me daba cuenta del caminar silencioso y voraz de las nubes en los cielos. Poco a poco el matiz de alegría veraniega frente a mis ojos se iba disipando por la llegada de ese gris invasor. A medida que me precipitaba a la Calle Arauco vi como la gente perdía la gracia de sus rostros suplantándola por un pesar que golpeaba directamente sobre sus almas.

Entonces la lluvia llegó… miré hacia el cielo y ya no veía ese lúcido azul; apresurada la gente corría de un lado a otro quejándose y escondiéndose del feroz y avasallante temporal. No me importo seguir de pié bajo la lluvia, pero mi corazón, que tan vivo estaba, emprendió su vuelo hacia el fondo de lo perplejo, quedando mi alma sola y sin compañía alguna…

Triste sin razón miré a mi entorno y ya nadie quedaba… no podía permanecer por mucho tiempo bajo esa tempestad, por lo que busque refugio en la galería de ese paradero de autobuses, para mi sorpresa, dos hombres estaban apoyados en una de las barandas de la escalera caracol.

A medida que me acercaba a ellos lograba distinguir poco a poco su condición. Estaban tristes al igual que yo. Pude ver en sus rostros una pena y dolor tal que plasmadas huellas de lágrimas habían quedado grabadas en sus caras. Sus ojos me respondían a preguntas que no necesitaban ser moduladas por mi boca… me contaban lo que por años y años habían vivido y cargado. Estaban dolidos, una gran maldición del destino sobre ellos había encontrado cobijo.

Entonces con su dolida y gastada voz me dijeron “No llores joven, no estés triste por más imposible que sea; no solo hay pena dentro de ti, sino que también la hay dentro de cada uno de los seres de este mundo. Nosotros solo se las hacemos recordar…”; “Junto a nosotros vienen las lluvias, viene el frío, la incertidumbre y el insensible gris. El color no existe para nosotros, ya que cargamos con este eterno sufrimiento, pero no nos quejamos, ya que por una sabia razón existimos y por otra más poderosa aun caminamos…”, “No llores joven, el invierno no es eterno, pero mientras nosotros estemos, verás que en ti, como en muchas otras personas, aún existe el sufrimiento”.

Me di la media vuelta y con el corazón en mis manos caminé lejos de ese lugar… fue cuando sin querer encontré la respuesta a una pregunta que jamás había podido comprender.

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⏰ Última actualización: Aug 11, 2013 ⏰

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