Dijiste

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M.

Anteayer enterraste mis pies en el jardín,
Dijiste que así, sintiendo la brisa veraniega,

Poco a poco me convertiría en un girasol.
Anteayer, sin embargo, me convertí en rosa,
Y tuviste que una a una quitarme las espinas.

Ayer me amarraste con versos a la cama.
Dijiste que así,
Entre palabras de amor,
Me volvería tan bonita como ellas.
Ayer, sin embargo, me convertí en poeta,
Y tuviste que cortarme los dedos con un cuchillo de cocina.

Anoche me encerraste con el fantasma que vive en el sótano.
Dijiste que así,
Viviendo entre sombras,
Podría desprenderme de la mía y dejarla allí abajo.
Anoche, sin embargo, me hice amiga del fantasma,
Y tuviste que bañarme con agua bendita.

Esta mañana me lloraste dos lágrimas en cada herida.
Dijiste que querías limpiarlas de parásitos e infecciones,
Que el agua salada lavaría cualquier cosa fuera de lugar.
Esta mañana te dije que en ellas ya vivían
ácaros, cucarachas y un par de hormigas de jardín.
Esta mañana te dije también
Que lo único sucio que corría por mis venas

eras tú.

Lo siento.

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