Primera Cantarella

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Hace 7 años...

-No te lo vayas- la voz de la pequeña que corría detrás de la carroza sonaba desesperada y cada vez más alejada- por favor, dijiste que estarías conmigo, dijiste que nunca desaparecerías- a pesar de que levantaba sus faldas con las diminutas manos enguantadas, la tela cedió y finalmente tropezó, llorando y pidiéndole cada vez en susurros que no se alejara de ella, que volviera.

El niño que iba en la carroza miró la escena hasta el final, no pudo alejar su mirada de la pequeña niña que dejaba atrás. Con sus apenas diez años era el más bello ser que alguna vez pudo conocer y él, con catorce años, había cometido la peor insensatez de su vida.

Aún recordaba el contacto de sus labios con los de ella, el hermoso jardín de rosas rojas donde se habían ido a ocultar, la diversión de la travesura que se estaba realizando. Él miró su sonrisa, sus dulces ojos azules, sus pequeñas coletas y sus rosados labios tan cerca de su rostro que simplemente no pudo evitarlo.

En un instante estaban compartiendo un inocente y casto beso de labios, un secreto que les perteneció a ambos en aquellos momentos. O eso creyó, porque después de haber visto el paraíso en ese lapso de su corta vida, el infierno creado por los adultos se desató como un monzón arrasando todo a su paso.

Alguien los vio, y sin demoras informaron del infame hecho, los padres de ambos decidieron que no podían seguir creciendo juntos, unos niños que comenzaban a tener sentimientos no podían seguir siendo amigos infantiles. Los separaron sin considerar nada, sin considerar sus sentimientos, sin pensar en lo que ellos sufrirían al estar lejos uno de otro.

Se reunieron una última vez antes de separarse, ella lloró por no comprender las cosas, él parcialmente entendía la preocupación de los adultos, pero no quería entender sus decisiones precipitadas, sus "buenas" intenciones que terminaban dañando.

Aquella noche, esos dos niños ocultos en una habitación usada para guardar cachivaches, se prometieron volver a verse, él prometió volver por ella, le juró, con el corazón en la mano, que aquella separación solo sería por un tiempo, que cuando el regresará a ella seria para ya no separarse nunca.

Ella le creyó, lo hizo con todo su corazón, la promesa terminó sellándose con un hermoso regalo. Un viejo camafeo, herencia de su madre fallecida. Ella prometió cuidarlo hasta su regresó, un tesoro que se trasformaba en un juramento entre ambos.

-Natanael, deberías saber que esto lo hacemos por tu bien- su padre, al lado suyo ni siquiera lo miraba, estaba concentrado haciendo anotaciones en su libreta de cuero negro.- Iremos a Italia, allí estudiaras con los mejores profesores y....- el parloteo del hombre se perdió en el aire.

Natanael no quería oírlo, se sentó derecho en la carroza y dejó perder su vista en el paisaje. No quería volver a mirar hacia atrás, porque sabía que el corazón lo estaba dejando junto a esa niña.

*******

Siete largos años habían pasado, viajó a muchos lugares, conoció cientos de personas. Pero nunca olvidó, ni un solo día dejo de pensar en la promesa que le había hecho a Marinette, el amor de su niñez. Entre más pasaba el tiempo lejos, su amor crecía y le anhelaba más. Dedicó cada momento que de su vida a partir de ese día en prepararse para su regresó.

Cuando vio que su padre no planeaba volver a la Mansión de los Dupain, entendió que su súbito viaje era en realidad una manera de cortar su vínculo amistoso con la hija de la familia, su pequeña y dulce Marinette.

El hijo de un médico que trabajaba apenas para mantener a su pequeño no podía relacionarse con la hija de un prestigioso hombre de negocios, heredera de una fortuna. Las malditas reglas sociales habían impedido el florecimiento de una relación con verdaderos sentimientos.

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⏰ Última actualización: Mar 30, 2016 ⏰

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