Lacroix

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Su vida iba a terminar así, planeaba suicidarse colgando de una soga pero algo lo detenía, quizá el odio a las personas que hicieron que tomase aquella decisión. Pero al menos así les hacía un favor, pensó.

-¿Enserio quieres terminar con tu vida de esa manera?-.

Escucho una voz pero no había nadie en su habitación, era una voz sombría y femenina.

-Aquí arriba-.

La mujer estaba en su techo solo que contenía cuernos como los que tienen las cabras y estaba desnuda. Era una mujer bastante atractiva. -Yo te puedo ayudar-. Bajo de techo y aterrizó de una forma elegante. - Hay mucho odio dentro de ti, me parece una pena desperdiciar tu vida para complacer a los demás, ¿no crees?-.

-¿Quién eres?, ¿Eres real?-. Quizá estaba alucinando.

-¡Oh, perdón!, yo me llamo Lacroix y soy real, a la gente como yo se le llaman demonios-. Hizo desaparecer la soga y todo utensilio peligroso con tan solo chasquear los dedos. -Puedes llamarme como quieras, pero como ya dije mi asunto aquí es si quieres mi ayuda o no-.

-¿Ayudarme?, ¿Cómo vas a hacer eso?-.

-Simple-. Solo tienes que aceptar un pacto, una vez hecho puedes vengarte de todo aquel que te ha hecho sufrir.

-¿Y cuál es el truco?-.

Lacroix lamió la oreja de Rob. -No hay ningún truco, solo necesito tu alma-.

Rob se lo pensó, claramente se quería vengar de todo aquel desgraciado que le ha hecho daño pero ¿al costo de su alma?. -¿Cómo sé que no me estás engañando y que en cuanto acepte me matarás y te quedaras con mi alma?-.

Lacroix gruñó, -Hay un reglamento, no podemos conseguir el alma de un humano hasta que el mismo se mate o el humano con el cual hemos hecho el pacto mate a otro humano-.

-¿En otras palabras puedes comerte el alma de la persona que yo haya matado?-.

-Exacto, y hasta que no hayas cumplido con tu venganza no podré consumir tu alma-.

Rob se lo pensó por un buen rato, finalmente decidió -Lo haré, aceptó el pacto-.

-Muy bien Robbie- Lacroix lo besó ligeramente en los labios y así como si el viento se la hubiese llevado, desapareció.

Sin remordimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora