Corrió lo más rápido que pudo, debía alcanzarlo, estaba allí de pie al final del camino mirándola mientras sonreía, sin duda era él, por lo tanto, aceleró el paso.
Parecía ser interminable aquel recorrido, el suelo era de una arena blanca y nada se veía a los costados simplemente luz, luz cálida, muy blanca y brillante. Siguió corriendo pues su sonrisa era para ella como un imán. Él levantó su mano derecha en el aire, ella sintió que la llamaría, así que comenzó a correr con todas sus fuerzas, pero repentinamente la sacudió de lado a lado. Observó que el camino se alargaba y él comenzaba a disiparse mientras se despedía con su mano.
-¡Nooo!
Gritó con todas sus fuerzas sintiendo que el aire volvía a ella haciéndola gemir agitada. Se sentó rápido en la cama abriendo los ojos de golpe buscándolo por toda la habitación.
Comenzó a llorar desesperadamente, tiró su cabello desquiciada, se levantó y comenzó a tirar todo lo que estaba a su alcance. Lloró acerca de tres horas, debía sacar todo de su pecho, debía liberarlo, pero no podía decírselo a nadie, ninguna persona podía saberlo. Era su secreto.
