Cupido

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Odio el amor. Lo sé, eso lo han leído antes, el chico serio y gruñón que detesta los sentimientos, con un trágico pasado y acomplejado con su disfuncional familia, impedido de conectarse con su parte más sensible.

Jódanse, sus mentes están contaminadas con cursilerías, esto no va por ese lado, y solo para sacarles de la duda mis padres llevan veintinueve años de feliz matrimonio.

Odio el amor porque me dedico a él. Mi trabajo consiste en cargar un arco y un carcaj con flechas, y esperar a que dos personas, hechas la una para la otra, se aproximen lo suficiente y así obrar mi magia.

Oh sí, soy cupido.

Yo sé qué están pensando ¿Las almas gemelas existen? Pues claro que no.

¿Qué creen? ¿Qué a mí los nombres de los enamorados me los entrega un ser superior y debo posteriormente buscarlos por todo el mapa y luego reunirlos?

Ja, ja, ja.

Es completamente azaroso, o mejor dicho, depende del criterio de cada cupido. Si la chica me parece correcta le disparo a su cita una flecha, si no, dejo que el tipo en cuestión pase un buen rato sin sentir absolutamente nada. Todo ese rollo de la media naranja se lo inventó la rama esotérica para estafar crédulos.

En la realidad el amor es solo cosa de que tu cupido tenga buena voluntad y sexto sentido para encontrar una pareja ideal, el resto de los agregados romanticones son culpa de la industria.

Hay muchos códigos, por ejemplo trabajamos con un número designado de personas, aproximadamente cien, ubicadas en algún lugar en especial. En mi caso tengo a cargo todos los hombres entre la calle Rancagua y Bilbao, desde Parque Bustamante hasta la calle Salvador. Un total de noventa y tres machos esperando por mi pulcro trabajo.

He ahí otra salvedad interesante, hay gente como yo para hombres y para mujeres, eso significa que con tal de enamorar una pareja cada uno debe ser flechado por un cupido distinto. Le da algo más de confiabilidad al asunto ya que cuentas con dos opiniones distintas sobre la misma unión.

Desde mi punto de vista el amor es principalmente burocrático. Primero debes escoger a tu víctima, analizarla, inscribirla en una lista de potenciales enamorados, llenar un formulario, enviar tu solicitud a la central, recibir una flecha tallada con el nombre de esa persona, reunirlo con la mujer que crees es perfecta para él y finalmente dispararle. Me toma entre nueve a once meses emparejar a un ser humano ¿Para qué? Para que terminen divorciados a los tres años porque nadie le disparó a la chica, o porque la flecha no quedó perfectamente insertada, o porque el barniz de amor con que fue cubierta la flecha no era resistente al agua y en las primeras vacaciones familiares el imbécil se sumergió por completo en el mar.

Hay múltiples razones por las cuales mi trabajo puede salir mal, tantas que ya ni siquiera me importa. Hago el papeleo, sigo a la víctima, espero por una chica que sea suficiente para él y hago mi truco. No soy del tipo que espera a la adecuada, me conformo con la que no está tan mal.

¿Cómo conseguí este empleo? En el periódico: Se busca persona responsable, con cualidades de investigación y buena puntería.

Al principio creí que era para la mafia, después me di cuenta que era mucho peor. Hasta los trabajadores públicos están más contentos con el funcionamiento de sus instituciones.

Pero la paga es buena, y los beneficios amplios.

¿Saben por qué la gente se enamora tanto cuando viaja? ¡Porque a los cupidos nos encanta viajar! Así que, si uno de nosotros se siente algo sofocado y siempre quiso conocer Francia, busca algún perdedor que vaya a viajar a Francia pronto, llena una solicitud de viaje argumentando que su victima sale del país y sospecha que la mujer de sus sueños podría estar en aquel destino. La institución paga el viaje y la estadía, y uno solo debe buscar a una chica interesante de la cual el susodicho pueda enamorarse, disparas y misión cumplida, vacaciones pagadas en Francia hasta nuevo aviso.

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