Siento una gota en mi mejilla, cálida y fría al mismo tiempo.
El olor a musgo inunda mi nariz, una tenue luz solar se filtra por las hojas de los árboles; debajo de mi sólo hay tierra húmeda y raíces secas.
Es curioso, mis oídos son capaces de escuchar solamente el canto de las aves que se encuentran sobre mi, que extraño ¿no?
Mi cuerpo esta rígido y no siento nada, no puedo moverme, lo único que puedo hacer es contemplar el hermoso tono de las hojas del sicomoro... sicomoros, a él le encantan los sicomoros.
Donde... estará... él...