Escucha mis latidos

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La cabeza le pesaba demasiado y sabía por qué. Un año entero se cumplía ese día y amortiguar los pesares ya se volvía imposible.
Pasó las manos por el cabello castaño, revolviéndolo con el afán de olvidar el dolor que se aglomeraba en el pecho.
Giró los ojos avellana y podía verlo ahí tan nítido que parecía cierto: los rizos rojos desprolijos y despeinados; la fina nariz respingada de la que tanto se burlaba en falsedad por ser gigante; los labios rosados y... las largas pestañas castañas.

Kenny le advirtió cientos de veces que no lograría continuar si seguía apegado al pasado y no le dejaba ir. No obstante se trataba de Kyle. No podía simplemente aceptar la realidad de la noche a la mañana y tampoco en un año entero.
Ahogó un gemido al ver el anillo de oro blanco sobre su anular. El pelirrojo se quedó con otro idéntico, pero más pequeño. Él ya no lo necesitaría, pero Cartman juraba conservarlo.

Se quedó ahí recostado mirando el reloj avanzar. Tres de la madrugada. Aún no lo creía cierto. Jamás podría volver a besarlo, tampoco enredar los dedos en el maldito cabello afro del que siempre se burlaba.

Todavía recordaba aquella fatídica noche, cuando perdió todo en cortos segundos y sin oportunidad de recuperarlo.
Había peleado con Kyle por mera estupidez; como siempre una simple diferencia de opiniones.
Mientras Stanley consolaba al pelirrojo, Cartman y McCormick habían salido a la ciudad.
Esa noche llegó bastante tarde...
Patrullas y un montón de gente al rededor.

Agitó la cabeza de lado a lado deshaciéndose de las imágenes mentales.
Eric, fue hasta la segunda habitación de su morada. Una pequeña niña con el cabello ébano, dormía plácidamente. Despertó al toque de su mejilla.

—Duerme —pidió. Las órdenes pasaron a segundo plano desde hacía mucho tiempo atrás.
La pequeña, hizo caso a su padre y volvió a cerrar los párpados.
En algún momento lo tuvo todo: un esposo maravilloso, a su hija y por tanto una familia unida y sin faltantes. Hasta hace un año.

Volvió sobre sus pies hasta la cocina, aunque dubitativo se quedó contemplando la nevera, pero la cerró de nuevo ya sin saber qué hacer con el ardor que se extendía por su torso entero, llegando a hacerse un nudo en la garganta y otro más grande en la boca del estómago.

Volvió a viajar al pasado, donde las memorias se veían tan claras que no podían ser falsas... Y eso, penetraba más las agujas en el pecho.
Se dejó ir en el sofá... Lloraba, como cada noche, desconsolado en posición fetal. Las patrullas, el rostro pálido de Kyle y los agentes de policía... El llanto de todos a su alrededor.

La televisión se encontraba apagada y no acertó mejor forma de distraerse más que buscando un programa que le otorgarse descanso.
Nada nuevo y ya no sabía si era debido al atormentado destino se todos a su alrededor.
Gimoteó y los ojos enajenados en lágrimas volvieron a disponer para entregar atención al álbum de fotografías dentro de una cajonera bajo la televisión.
Ahí estaban ambos chicos saludando al fotógrafo desde la entrada a la universidad de Princeton. Su primer día como universitarios.

En la siguiente página, era el cumpleaños de Kyle y Kenny había decidido que salir desnudo del pastel era excelente idea... Cartman le pateó el culo ese día.
Quiso reír, pero apenas se dibujó una sonrisa triste, pues los labios le temblaron y las lágrimas cayeron sobre la siguiente fotografía.
Estaban vestidos ambos de blanco y mientras Kyle posaba una mueca molesta, Eric sonreía con suficiencia.
Ese fue el día en que contrajeron matrimonio y lo recordaba bien; el porqué del gesto de Broflovski. Theodore le había pedido que no lo hiciera ver mal en la fotografía, puesto que la colgarían en su nueva casa, y el pelirrojo indignado, se negó a sonreír hasta que el castaño admitió que era una broma.

Y ¿ahora qué? Si le había perdido para siempre.

Dio la vuelta a la página y ahí estaba Peyton. Una pequeña niña retraída que habían decidido adoptar. Kyle la sostenía en brazos y si Cartman no aparecía, era porque él tomó esa fotografía.
Las siguientes eran simples imágenes familiares que igual hicieron perforaciones profundas a la mitad del pecho, justo donde se encuentra el corazón.
Ahogó el nombre de Kyle en un murmullo.

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⏰ Última actualización: Mar 12, 2016 ⏰

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