Capítulo 1

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7:30am, se abren las puertas de World Cofe, la cafetería de Cuins, amaneció nublado, se siente la brisa del sereno y comienza un día más para vender, pensar, relajarse, tomar un café y, ¿por qué no?, conocer a alguien.

La gente llega, se sientan, platican, pagan y se van; se escucha el ruido de las personas hablando más el ruido de la televisión, hay ambiente en éste lugar. 8:00am, hora en la que normalmente se presenta Alejandro y hoy no era la excepción. Llegó a la barra y saludo a su amigo:

—Que tal Tom, ¿como estás?

—Hola Alex y pues bien, he estado un poco enfermo, pero nada grave— contestaba un hombre de mediana estatura, cabello medio rizado y un poco largo, llevaba una playera verde lisa, con cuello en "v" y un pantalón entuvado negro.

—Bueno... Espero que te mejores.

—Si, gracias y ¿qué te trae por aquí?— preguntaba Tom sonriendo.

—La rutina diaria— decía Alejandro mientras recargaba sus codos sobre la barra y esbosaba una sonrrisa.

—Entonces supongo que te sirvo lo de siempre.

—Si por favor.

—Ok, ahora te lo traigo.

Alejandro se quedo pensando como siempre, cualquiera que lo viera pensaría que imagina la inmortalidad del cangrejo y aunque aveces lo haga, nadie lo sabe y nadie se interesa.

—Aquí está tu capuchino Alex— Tom le dejaba su capuchino en frente.

—Gracias, ¿mi lugar está desocupado?

—Ya sabes, está reservado para ti desde que abrimos.

—Gracias—Alejandro agarró su vaso y se dirigió a una mesa situada a un lado de las ventanas enormes del lugar.

Narra Alejandro:

Me encuentro en mi cafetería favorita tomando un capuchino muy rico y calientito, disfruto del clima, me gusta que esté así, no se porque pero desde siempre me ha gustado, sentir la brisa, pensar, relajarse, disfrutar de la vida –bah, tonterías, mejor observa tu alrededor y piensa en los detalles de cada cosa–. Es entrenido ver todo y pensar, por eso me encanta sentarme en esta mesa; aquí puedo ver todo lo que quiera.

Personas que van hablando por teléfono, pienso con quién irá platicando, qué estará haciendo la persona del otro lado de la línea, en dónde estará, alomejor podría ser un familiar o su pareja, quizás una amiga o yo que se, me interesa mucho la forma en la que se comunica el mundo, es... Increíble. Veo pasar a niños corriendo, jugando, riendo, acompañados de sus padres. Los autos que pasan por las calles, algunos con prisa, otros con mucha tranquilidad. Chicas atractivas que se pasean solas –quisiera salir e ir platicando con ellas, pero así estoy mejor, nadie me molesta y, aunque suene mal, a nadie le importo– otras que van muy coquetas, algunas con frío, mientras otras no se preocupan del clima. Pienso en todo mientras que mi capuchino se va haciendo menos.

Son las 8:43 y veo entrar a una mujer espectacularmente hermosa, le habla con mucha confianza a Tom, supongo que es una de sus tantas amigas –se dibuja una sonrisa diminuta en mi cara– le doy el último sorbo a mi capuchino y sigo viendo como esa chica de cabellera castaña, larga y lacia, rie con Tom, en verdad es muy atractiva, –ahora solo me fijo en su físico– lleva una chamarra negra de piel, se alcanza a ver parte de lo que parece ser una camisa de cuadros verde oscuro con negro y trae un pantalón pegado azul marino que hace que se note la figura de su trasero y sus piernas. Nunca la había visto por aquí, alomejor si es algo de Tom –y yo viendo su trasero– así que será mejor que ya no la siga viendo aunque sea inevitable –espera, espera, solo una última vez (mi conciencia y mi tentación me indusen a voltear)–. La chica se fue a una mesa con un vaso —¿le gustará el capuchino?— ya, me olvido de todo pensamiento y decido irme. Voy al lugar de Tom para pagar.

Besos De CaféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora