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—¡Qué es esto!— grito Nate en la pasillo mientras tiraba la nota que le había llenado la mano de un azul intenso.

—Venganza, dulce como la miel— respondió Cliché saliendo de una esquina.

Nate se sobresaltó y giro hacia dónde la chica vestida de abeja se encontraba cruzada de brazos. Sus antenas enormes hacían que la cabeza se le viera diminuta, y el cuerpo redondo a rayas hacía que se viera como un barril con patas. Nate no pudo retener las carcajadas y la abeja frunció el ceño.

—¿Qué es ta gracioso?

—P-porque, n-no t-te quitaste e-l dis-fraz— dijo Nate entre risas.

—Pues, porque hoy no fue el día en el que dije "Oh, como me voy a vestir de abeja en la primera hora, tendré que llevar ropa para cambiarme después" ¡O acaso creías que tengo un armario en la escuela idiota!

Nate frunció el ceño enojado, pero una sonrisa burlesca aún adornaba su rostro— Pensé que serías como Marrisa y tendrías más de una prenda— se encogió de hombros.

— ¡Lo siento por no ser como tú puti-novia!

—Disculpa— dijo Nate en tono desafiante—¿Qué fue lo que dijiste?

— Puti-novia— repitió Cliché acercándose más a él.

Nate apretó los puños furioso.— No deberías insultarla cuando fuiste TÚ la que quiso quitarle a su novio— contraatacó.

— Yo nunca quise quitarle nada. Solo quería que supieras cuánto me gustabas. Pero veo que fue una mala idea.— Cliché estaba furiosa, y sus pequeños puños de abeja también estaban apretados— ¡Aún no sé cómo pude ser tan idiota para pensar que me gustabas!— le grito a Nate.

El dio un paso más al frente y la miro directo a los ojos— Yo nunca te pedí que lo hicieras.

Ella se acercó otro paso más— Yo nunca quise hacerlo.

— Tu sabes que eso no es verdad.

—¿Cómo lo sabes?

— Porque...— se acercó otro paso más, y quedo tan cerca de Cliché que con tan solo inclinarse un poco podría besarla si quisiera— Si no lo hicieras...— tomo a cliché por los brazos sin dejar de verla a los ojos, y después bajó su vista hacia sus labios mientras empezaba a acercarse a ellos. Cliché se tensó al instante.— No te pondrías nerviosa cuando hago esto— justo a unos milímetros de sus labios Nate giró la cabeza hacia un lado y la beso en la mejilla.

Ella se apartó furiosa mientras él empezaba a estallar en carcajadas nuevamente.

—¡Te odio Nate Collins!

— El odio es mutuo linda— dijo y le guiño un ojo.

Ella gruño furiosa y con sus pequeñas piernas de abeja salió del pasillo moviendo sus antenas.

Nate seguía riendo.

A la final esto de tener como enemigo a una Cliché podía resultar divertido, pensó Nate. Mientras veía como ella se alejaba.

Esto no se va a quedar así, pensó ella mientras entraba al salón de física.

Are you Cliché?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora