Capítulo I

17 1 0
                                    

El vagón estaba humedo y frio, y en el abundaba una inmensa oscuridad en la que apenas podía visualizar la pequeña rendija de luz que entraba por la compuerta cerrada a cal y canto, algo a lo que Daryl no estaba preparado. Estaba solo, y no como otras veces en las que siempre acudían a su rescate o por el contrario -que era más habitual- el a rescatar a los demás, pero esta vez era diferente, ya no le salvarían, nadie le salvaria, estaba solo en esto.

Sus pensamientos se desvanecieron al ver como la compuerta se abría y a la par que esto ocurría el intentaba correr hacia ella, y habría conseguido escapar de no ser por que estaba encadenado a una viga clavada en la esquina del vagón. Sus ojos apenas podían visualizar lo que se le echaba encima, puesto que no estaba preparado para ajustar su vista a la luz que ahora llenaba este. Lo único que pudo ver era un largo mechón negro de pelo que caía sobre la cara de una chica magullada a la cual ahora tiraban como un desperdicio quedando esta junto a él, sin dar ninguna palabra de esperanza nada más que el portazo de la compuerta a chocar con el saliente.
La joven, herida y débil, se arrastra hasta quedar en la otra punta del vagón, intentando quedar todo lo lejos posible de aquel hombre de aspecto rudo y aterrador; por su parte, Daryl, intenta librarse de las duras cadenas que lo sostienen, asustado por las marcas de mordiscos que tiene la joven en el cuerpo, creyendo que se convertiría ahí mismo.

-Eh tú- Dijo Daryl logrando la fuerza y el aliento suficiente para poder alzar la voz y que la chica que miraba catatónica la puerta pudiera escucharle- ¿Donde estamos?

La chica le dedicó la mirada unos tres segundos, sin embargo no llegó a contestarle, dado que su presencia a ella era algo que le incomodaba.

-¿Podrías contestarme? -vuelve a preguntar el cazador ya con un tono que demuestra su enfado.
Pero la chica sigue callada y con la mirada perdida, ignorando todo a su alrededor.

-Muy bien- suspiró- no me respondas.

Daryl deslizó su mirada por el ancho vagón al que ya su vista se había adaptado y podía visualizar perfectamente todo lo que había ante él.  Aparte de las telarañas que colgaban por el sitio haciendo que la gente al pasar por ellas se les quedaran enganchadas en el pelo, se encontraba una mesilla anclada al suelo sobre la que se posaba un farolillo donde dentro se debería encontrar una vela, dado que la que había dentro se había derretido varios meses atrás y aún empapaba el suelo cada vez que el calor abundaba en el lugar derritiendo aún más la masa liquida.

-Vamos a morir.-Dijo la chica rompiendo al fin el silencio que comenzaba a incomodar a los dos chicos- Si no no estaríamos aquí, estaríamos montando la barbacoa con la que nos asaran ahí fuera, con ellos.

-Si es así yo me encargaré de ellos, ¿no has visto mis músculos?

-No estoy para bromas- Respondió ella frunciendo el ceño ensombreciendo su rostro en la sombra, para que no pudiera ver como se entristecía por momentos mientras perdía toda esperanza de salir de allí con vida- Tenemos que salir de aquí.

-Por si no lo ves, estamos encerrados. A no ser que tengas una llave o conozcas a Doraemon, el gato cósmico, me parece a mí que no vamos a ir a ningún lado. Y una simple horquilla no podrá abrir ninguna cerradura.

El silencio volvió a acosarles, haciendo que Daryl se plantease el dar golpes  a diestro y siniestro la próxima vez que abrieran la puerta, solo esperaba que tuviera oportunidad de hacerlo, ya que la otra vez, cuando la chica entró, le inyectaron una droga que le mantenía adormilado y es por eso que no pudo ni levantarse cuando la abrieron por primera vez.

La joven se levanta del suelo con varias manchas de sangre en su blanca, y ya sucia camiseta, y camina hasta Daryl e intenta librarle de las cadenas que le sostienen a la pared, como es de saber no pudo quitarselas dado que se necesitaba una llave para ello, claro que ella tenía otro plan, la horquilla que bien sostenía en su mano con dedicación logró hacer maravillas para lograr sacar sus muñecas rojas e hinchadas que por fin dejaban fluir la sangre de las cadenas oxidadas con las que podría haberse cortado.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 24, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

AfraidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora