1.- Testimonio.

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Hermano, hermana, joven, amigo y amiga.

Mi nombre es Ale, una chica joven y libre por la misericordia de Dios y quiero compartir mi experiencia contigo, porque soy joven, y yo también viví cosas malas.

Nací y crecí en una familia católica, como la mayoría en mi país. Eramos una familia estandar, normal, como cualquiera... Pero pasemos a la etapa de mi vida en la que tenía quince años y aún no conocía de Cristo.

Joven, vamos a hacer una pregunta: ¿Quién eras antes de conocer a Cristo? Si ya has conocido a Jesucristo y le has aceptado en tu corazón, sabrás de esto. Si no lo has hecho, te invito a que lo hagas, cambiará tu vida.

¿Quién era yo antes de conocer a Cristo? Bueno, yo era una muchacha que amaba el rock y el heavy metal, a la que le gustaba leer un montón de cosas sobre profecías de todo tipo, la cual había pensado en suicidarse varias veces porque sentía su vida vacía. Amaba amenazar a mis compañeros de secundaria, haciendo el papel de la chica inquebrantable, aunque estaba más que destrozada por dentro. También tenía sueños: soñaba con ser bajista y vocalista de una banda de rock y heavy metal a la que pondría por nombre "Manhaui", y sería famosa, teniendo una familia con un extraordinario metalero británico. Como plan B, quería ser médico cirujano.

También adoraba ver películas violentas, eran lo mejor para mí desde que tuve uso de razón; así era yo hasta que el detonador en la familia explotó. Fue en esa etapa en la que mamá y papá se iban a separar. Entonces, llegué a la conclusión de que ya no valía la pena en lo absoluto vivir, porque mi única fuente de amor se había roto. Para mí, ese era el fin, y lo que seguía era autodestruirme para hacer sufrir a mi padre. Así era yo. Pero en ese tiempo, me puse a leer Salmos en la Biblia, y ahí vi como David clamaba a Dios. Entonces decidí, por voluntad de Dios, hacer lo mismo una tarde, en la que yo escuchaba un CD de "Iron Maiden" como era mi costumbre, y tenía otra de mis rachas de tormento en las que me lastimaba, pero no me importaba, ya que no me importaba mi vida, nada, y todo se volvía negro humo en mi mente.

Sin embargo, a alguien si le importaba, y ese alguien era Dios, el único Dios vivo.

Joven, dejáme decirte que muchas veces sentimos que nadie nos ama, que estamos solos y que es el fin, pero no es así, pues como dice la Palabra en Isaías 49:15

"¿Se olvidará la mujer de lo que dió a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti."

Así que Dios no se olvidó de mí, y esa tarde, paré la música, me postré frente a la ventana y con la Biblia en mano, llorando, dije

-Dios, si es verdad esto que está aquí, si es verdad lo que dice este hombre, que tú ayudas a la gente, ayúdame a mí, y llévame donde estés tú, donde verdaderamente estés tú, porque mi vida para mí ya no vale nada.- y lloré, lloré ahí tirada en el suelo, humillada y con el corazón roto. Creo que esa ha sido la mejor oración que he hecho en mi vida, ya que llevaba en sí humildad, fe, y un corazón contrito que Dios no desdeña jamás. Y a los pocos días, Dios me respondió, pues un día mi tío y mi tía, una pareja de cristianos, llegaron a mi casa una noche. Cada que ellos llegaban, yo me encerraba en mi habitación y ponía rock muy alto, pero ese día, Dios me hizo quedarme ahí en la sala, platicando de lo poco que sabía de la Palabra. Todo era el propósito de Dios.

Avanzando más y más en la conversación, mi tío dijo

- Tienes conocimiento, pero te falta desarrollarlo, ¿te gustaría ir a una iglesia cristiana?

Y yo dije que sí, pues pensé que no tenía nada que perder. Y un miércoles, a finales de un Julio, asistí a una iglesia cristiana por primera vez en mi vida.

Joven, jovencita, ¿recuerdas lo que sentiste la primera vez que llegaste a una congregación cristiana? Bueno, yo sentí raro, porque no sabía qué debía hacer. Ese día aplaudí como todos e intenté cantar las alabanzas. No recuerdo de qué fue el mensaje o lo que pasó despues, pero recuerdo cuando pasé a recibir a Jesucristo en mi corazón. Mi tía me llevó al frente, donde estaba el pastor, y entonces hice mi confesión de fe, y en ese momento, sentí una fuerza que vino sobre mí y me hizo caer. Para entonces tenía mis ojos cerrados. Oí que el pastor dijo "Hoy Dios te cumplirá el más grande deseo de tu corazón." No supe si me lo dijo a mí, pero lo creí como si a mí me lo dijeran, y le dije a Dios

- Señor, restaura a mi familia, que sea mejor que antes.- y eso lo creí con la confianza en Dios, en medio de mi dolor, y entonces, Dios me escuchó, pues como dice la Escritura en el Salmo 22: 24

"Porque no menospreció ni abominó la aflicción del afligido, ni de él escondió su rostro; sino que cuando clamó a él, le oyó."

Y así fue como Dios me escuchó, y desde entonces, Jesús empezó a trabajar en mi familia, llevando después a mi padre a sus pies, a mis hermanas y al final, a mi madre, restaurandonos y obrando poderosamente en nosotros para engrandecer su Nombre.

Con mi testimonio, quisiera que recuerdes de dónde te sacó Dios, de ser una persona egoísta, de ser un drogadicto, de ser un mentiroso, yo no lo sé, tú lo sabes, pero trae al recuerdo los años de la diestra del Altísimo como dice el Salmo 77:11 - 12

"Me acordaré de las obras de Jehová; sí, haré yo memoria de tus maravillas antiguas. Meditaré en todas tus obras, y hablaré de tus hechos."

Nunca olvides de dónde te sacó Dios, si él nos ha librado antes, lo volverá a hacer ahora que pertenecemos a él, solo es cuestión de CONFIAR, CREER y HUMILLARSE ante el Señor. Amén.

Lo que es de Dios, permanece.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora