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Te conocí mágicamente, parecía un sueño lograrte,
¡Y sin darme cuenta, estabas ahí delante!

Ojos café me atrajeron, así como Bécquer lo dijo,
Que no hay mayor atracción, que de aquellos ojos finos.
Con tu bello corazón, ahí me capturaste,
Estuviste mañanas y noches; acogiéndome, encontrándome.

Y es que en tu boca me pierdo,
En aquella silueta hermosa,
Que hipnotiza a aquellos,
Que sin prevenirse se asoman.

No hay nada más circunspecto,
Que el que espera el amor sentado,
Pero más impetuoso es;
Él que se atrevió a estar a tu lado.

Mujer más afable no hay,
Que la tengo a mi lado,
Aquella que me brinda,
Su presencia incondicional a todos lados.