El tiempo se confabulaba con lo inminente que acarreaba el destino, o si bien mis decisiones y entre ellas se encontraba, abandonarlo, dejar de una vez por todas ese estúpido juego en el que me vi sumergido montones de veces.
Por más que mi consciencia escupiera a gritos la verdad y me lastimara con sus hirientes causas.
Como si de algo mas allá que la pura crueldad se tratara, cada vez que intentaba dejarlo todo y continuar como si todo hubiese sido nada mas que un sueño, siempre se mantenía él ahí en el marco de mi puerta, sus ojos brillosos a causa del deceo y esa torcida sonrisa que sin mas había robado mi alma e impulso por continuar con mi vida esa en la que sin duda no debería estar WooHyun, por mucho que insistiera en mantener una relación casual.
Me maldije como cada noche que terminaba en su cama siendo mancillado sin consideración por su miembro penetrandome de manera brutal y sin la mínima delicadeza y en esos momentos donde lo único que hacía era desvelarme observando cada una de sus facciones, las mismas que ya me conocía a la perfección. Y que sin embargo no dejaban de hechizarme, un ser perfecto tan perfecto como haber salido del mismísimo averno.
Roce sus labios apenas en un ligero contacto deleitandome con su suavidad, aun si compartíamos varias noches de delirante sexo, WooHyun no permitiría ese tipo de intimidad entre ambos, nada de besos ni caricias se limitaba a invadir mi interior con fuertes estocadas o simplemente hacía que montara su falo, por eso aprovechaba esos momentos donde lo veía sumido en su estado inconsciente para hacerme con esos esponjosos labios.
Pero por mucho que me repetía que debía dejar eso, la ruptura inminente había llegado.
Recordaba ese funesto día hace un par de meses.- WooHyun se casará con Kei - esas habían sido las palabras exactas de su hermano menor SungJong, haciendo uso de la mejor sonrisa me había alegrado por él.
Y creí que ese sería el final, pero WooHyun no lo consideraba así.
Apenas unos minutos después de enterarme de la verdad WooHyun me había llamado a su oficina, creí que sería para confirmar lo que mi mente ya sabía sin embargo sus manos apretaron mi cintura girandome contra la puerta que segundos atras habia cerrado para restregar su extensión en mis nalgas, y una vez mas me deje llevar. Como una de las tantas veces.
Y su argumento seguía siendo el mismo.
- Creiste que te dejaría alejarte por esa estupidez. Me casaré, es cierto - dijo con su risa estruendosa resonar por toda la habitación y se jactaba de su poder sobre mi - pero tu eres mi muñeco sexual Kim, abrirás tus piernas para mi cuando yo te lo ordene.
El día llegaría en unas cuantas horas, y sería la boda del grandioso Nam WooHyun ese que muchas personas admiraban sin conocerlo en verdad. Su esposa era una hermosa idol, joven y talentosa, dulce y cariñosa, la esposa perfecta que cualquier hombre deceara.
Y el hombre que la había conseguido era el mismo hombre que yo amaba; pues si, había cometido la locura de amarlo, de entregarle cada parte de mi ser así como mi corazón.
Pero la decisión estaba tomada, era el día perfecto para desaparecer después de todo ¿cuánto tiempo le tomaría hasta encontrar otro buen prospecto? para convertirlo en su exclusivo muñeco sexual.
Traicioneras lágrimas agrietaban mi determinación mientras silencioso emprendía mi ida, no quise mirar atrás pero finalmente mi corazón y fortaleza se reducían a cenizas. Su rostro pacífico mientras dormía sería el último recuerdo, ese último encuentro, aquella última noche.
- Adiós... WooHyun. Te amo - dude al pronunciar ese último par de palabras, cerrando la puerta de su habitación para enseguida salir de su departamento.
Mi despedida, nuestro adiós. Pero el destino ya estaba escrito apenas puse un pie en la acera el llegó haciendose presente y firme, sin duda era el final. Ese amor unilateral se iría conmigo a la eternidad, evocando su presencia cuando la sangre brotaba de alguna parte de mi cabeza, el auto se hallaba aprisionandome contra la pared. Exhalando mi último respiro lo único que pude hacer fue soltar un lastinero quejido, dejando a mi dolor albergarse en mi corazon ese que muy pronto dejo de latir conteniendo en él todo el amor que estaba seguro me acompañaría hasta mi próxima vida.