Capítulo Único

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El viernes por la noche por fin había llegado, y Park Jimin no podía estar más feliz.

Había sido una semana agotadora. En su trabajo le habían exprimido hasta la última gota de sudor, pero, al final de cuentas, cuando recibiera su pago todo habría valido la pena.

Aunque no era en eso en lo que su mente se enfocaba precisamente en aquel momento.

Como motivo de celebración, Taehyung, Hoseok, Namjoon -viejos amigos de la infancia y ahora también de la oficina- y él habían decidido salir a divertirse como en los viejos tiempos. Aunque no eran tan viejos para él, quien solía salir todos los fines de semana y llegar siempre con una chica distinta a la anterior a su departamento.

Y por supuesto, esa noche, su objetivo no había cambiando.

Dejó que el trago de ron puro le quemara la garganta, mientras bromeaba con sus amigos antes de que cada uno buscara alguien más con quien divertirse. No era un buen chico, y lo tenía muy claro. Y eso, era algo que lamentablemente las chicas solían aprender por las malas.

No pasó mucho tiempo hasta que un par de figuras captaron su atención en la pista de baile. Una rubia y una castaña, bailando juntas. Las observó por un rato, divirtiéndole el cómo tonteaban entre ellas, probablemente sin percatarse de los varios pares de ojos hambrientos que las acechaban.

La morena reía cada tanto, no parecía borracha, sus movimientos eran completamente sobrios y encantadores. Tanto que hacían que Jimin tuviera que relamerse de tan sólo imaginar esas caderas contonearse, mientras la joven hacía su camino hacia él.

Después de un par de canciones, un joven pelinegro abordó a la rubia, y la morena se despidió, yéndose en dirección a la barra.

Era su momento de brillar.

Se levantó del sofá en el que se había sentado su grupo, yendo a su encuentro. Para ese momento, Taehyung y Namjoon ya habían desaparecido de su vista, y Hoseok tenía a un chico completamente desconocido sentado a horcajadas sobre sus piernas. Sus amigos definitivamente no le echarían en falta.

La chica se sentó en una de las sillas giratorias, y él sonrió ante la vista de la silla contigua vacía. Parecía que todo estaba de su lado, como de costumbre.

Dicho y hecho, ahora el asiento junto a la despampanante morena era suyo. Pero contrario a cómo solía suceder, cuando ella lo miró de reojo, y él le regaló una de sus sonrisas ladinas, ella no se sonrojó y no le sonrió tímida o sensualmente -normalmente, habían dos tipos de reacciones, pero todas desembocaban en el mismo lugar, su cama-, no. Ella simplemente apartó la mirada y llamó al barman.

Bien, si no la atrapaba en la primera jugada, sería en la segunda. Él no tenía problema.

ㅡUna Piña Colada, por favor.

A no ser que ella dijera una tontería, y él no pudiera contener su risa.

La joven clavó su mirada en él, enarcando una ceja. ¿Qué era tan divertido? Ella no había visto que hubiera ningún payaso cerca para que el tontorrón a su lado se riera de esa forma.

ㅡSuave.

Lo oyó murmurar y decidió hacerse la vista gorda. Ella no vino a escuchar comentarios tontos de jóvenes aún más tontos. Ella sólo estaba aquí para divertirse con sus amigos y tomar un buen par de tragos. Cómo no lo hacía algunos meses atrás.

Suspiró, dando un trago a su bebida. La Piña Colada era la primera bebida alcohólica que había probado en su vida, y también era su preferida. Era dulce y el sabor del ron blanco le daba un toque único, además, era su mejor aliada cuando no quería salir completamente ebria de las discotecas.

Caipiroska❀ ➳ Park Jimin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora