#1. La feria y los espejos

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En la casa de los Metallicos, los chicos hablaban entre sí, y como siempre, el danés de la banda era el que comenzaba una absurda conversación sin sentido.

-¡Ahg! Ando muy aburrido, ¡A-BU-RRI-DO!-. Se quejaba el de baja estatura.- ¡Esto es una puta mierda de aburrimiento!

- ¡Cállate enano de mierda! Deja escuchar la TV; tus payasadas son irritantes-. Le gritó de mala gana un rubio de ojos azules como el cielo.

- Calla a tu puta madre rubio de mierda-. Le responde Lars cruzándose de brazos y haciendo una cara de enojo.

Al fin se había quedado callado el danés, hasta que un muchacho de cabello extremadamente rizado rompió el silencio.

- Oigan chicos, que silencio tan incómodo, bueno en fin, ¿Ya se enteraron?

- ¿De qué?-. Responden a unísono James, Lars y Jason.

- ¡Pues que la feria llegó a la ciudad!

- ¡Agh! ¿Hay payasos?-. Pregunto Jason.

- Supongo que no...

- Joder Jason, ¡eres un puto miedoso de mierda!-. Ahí va Lars, siempre metiendo la boca donde no lo han llamado.

- Bueno supongo que podemos ir ya, ¿No creen?-. Habla James sin mirar a sus compañeros.

- ¡Sí! Comeremos algodón de azúcar, palomitas, dulces, y demás.

- Maldito Lars, solo piensas en llenar tu estómago de puta basura, por comer esas porquerías tienes ese físico de mierda. En fin, vámonos.

De ahí se fueron en auto a toda mierda para llegar rápido.

Luego de unos 30 minutos, al fin pudieron llegar, sin razón aparente el tránsito ese día era para descojonarse.

- Aaah, no es tan bonito el lugar como en la imagen del volante que me dieron. Dice Kirk.

- Nah, no te preocupes, en Dinamarca eran así e igual te divertías. Responde Lars.

- Más te vale danés pelotudo.

Los metallicos se entraron a la feria, olvidé decir que era de noche, por lo tanto, no podían molestarlos.

Cada uno hizo lo que se le dio la reputísima gana, Kirk se fue a los juegos de terror, James se iba a los mini-juegos esos donde ganas premios, Jason se fue a la montaña rusa y Lars se la pasó comiendo puros caramelos.

Más tarde, cuando faltaban 10 minutos para cerrar la feria, James llamó a sus compañeros para que entraran a una de esas casas cutres de espejos. Entraron y como se veían graciosos se empezaron a cagar de risa, hasta cierta parte, esa parte era una puerta sellada con una especie de cinta policial y que decía "No entrar" pero como era los madafakas de Metallica se entraron ignorando la advertencia. Al entrar se encontraron cuatro espejos que parecían normales, como no vieron nada interesante en los espejos se fueron a casa.

Unos minutos más tarde, los espejos de aquella habitación comenzaron a agitarse como si de un terremoto se tratase, ahí mismo, extraños seres que parecían humanos empezaron a salir de los espejos, eran muy parecidos a los integrantes de la banda, parecían unos clones, ¡Clones malvados de Lars, James, Jason y Kirk! Y por una desconocida razón, los nombres de los integrantes empezaban a plasmarse en los espejos, estaban escritos con sangre que se deslizaba por el gran espejo. De una vez digo que aquellos clones no eran para nada una buena señal.

The Curse of The Mirror (Metallica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora