Esta frase se la quiero dedicar a mis abuelos que murieron y les echo mucho de memos.
Tener un abuelo es casi una necesidad para los niños. Gracias a ellos, los regaños de los padres resultan menos severos, los dulces son más ricos y jugar se vuelve más divertido.
Siento mucho quien haya perdido un abuelo.