CAPíTULO 3

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Carajo que estaba haciendo frio, caminé rápido por las calles por donde llegué al bar iba dando mirabas rápidas hacia atrás para ver si no me seguían, si, puedo parecer paranoica pero mejor prevenir que lamentar...¿así era? Como sea, en una de esas miradas que me di un poco la vuelta, choqué con alguien mejor dicho, reboté contra alguien y caí de traste al suelo, sacudí la tierra invisible de mis jeans y miré hacia arriba para ver quién era la persona que se había metido en mi camino, y era nadie más y nadie menos que Peter Stevenson, el chico del desayuno.

-¡Oh Dios mío, eres tú! Pensé que esperarías hasta mañana para verme, pero veo que no te aguantaste.

-En tus sueños, Peter.- me tendió su mano para ayudarme al levantarme y la tomé de mala gana, solo porque estaba cansada.

-¿Quieres pasar? Hice chocolate caliente y no quiero tomarlo solo ahora que te encontré.

-No, gracias, ya me iba.

-Oh vamos, es solo un chocolate, después te llevo a tu casa ¿está bien?

Mi casa, que bonito sonaba eso, lástima que no sea real.

Tomó mi mano y me guió hasta su departamento, era acogedor, cómodo, estaba con calefacción así que no tardé mucho en entrar en calor, me invitó a sentarme, pero preferí quedarme parada, él se fue a la cocina, estaba aburriéndome, y no tenía las agallas para ir a ver que hacía en la cocina, así que me puse a ver las fotos que tenía en las repisas, tenía varias, una con una niña a la que abrazaba por la espalda, él también era un niño y tenía la misma sonrisa radiante de hoy en la mañana. En otra foto, estaba ya más grande, graduándose del secundario, con una señora de unos 40 años, él era muy parecido a ella, era muy hermosa, y había una foto donde estaba el con ellas dos como en una foto familiar, pero, ¿Dónde estaba su padre? Tomé la última foto que vi entre mis manos y la admiré de cerca, él tenía una hermosa familia, que por lo que noté, lo querían mucho.

-¿Viendo fotos?- entró a la sala, dándome un susto de muerte, rió ante mi reacción – Tranquila- dijo- Ni que te fuera a matar-

-Dios mío, me has dado un susto enorme, trata de no hacerlo la próxima vez o vas a matarme.-

-No prometo nada, pero lo intentaré.

- ¿podrías decirme tu nombre?

-Sí, me llamo, Georgia West Coast, mucho gusto.

-Georgia- probó mi nombre en sus labios- Me gusta.

-A mí no, así que no me dime Gina.

-Es un nombre muy hermoso, ¿porque no te gusta?

-Me recuerda a mi madre.-dije, rayos, no debí comentar eso, él no debía saber nada de esa parte de mi vida, ¿qué pensaría? Tengo una amiga que se prostituía por desobedecer a sus padres, no quiero que sepa eso.

-porque no quieres recordar a tu madre? ¿Falleció?

-para mi si...- dije bajito pensé que no había escuchado, pero si lo hizo.

Habíamos terminado el chocolate y el parecía ser una persona ordenada así que fue a lavar las tazas, yo quedé nuevamente en el living sola sentada en el sofá, había mucha paz en esa casa un ambiente cálido y perfecto para dormir, así que lentamente y sin quererlo fui cerrando los ojos.

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⏰ Última actualización: Mar 18, 2016 ⏰

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