Confesiones

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      A Ron le dieron el alta dos días después del incidente. Hermione se había enterado de lo sucedido mientras Ron estaba inconsciente: el personal de San Mungo la había llamado para comunicarle que su marido se había accidentado en un arranque de furia, ellos no tenían constancia de las tramitaciones de divorcio que se estaban realizando. Según el pelirrojo se enteró luego, la mujer se había reído sarcásticamente y había cortado la llamada sin más. Vaya uno a saber qué pasaba en la cabeza de aquella mujer sádica.

      Los medimagos le habían recomendado tomarse las cosas con calma y faltar al trabajo por unos días (sin saber que él había renunciado a su trabajo de auror en un arrebato de imprudencia). Además, le habían dado una serie de pociones para la regeneración de su sangre, pues había perdido grandes cantidades de sangre. Luego de ingerir los místicos brebajes y descansar un rato en el sillón de su casa (que por cierto estaba manchado de sangre), Ronald decidió que ya no podía seguir posponiendo lo inevitable: debía hablar con Malfoy.

-¿Hola? ¿Quién habla?- atendió la serpiente.

-Hola... Ehhmmm, soy... Weasley.....-contestó el indeciso león.

-Por fin llamas, pensé que no lo harías nunca.- replicó Draco.- Mejor hablemos en persona, te veré a las 5pm el London Coffee Store.

      Ron no tuvo tiempo de contestar, el rubio insolente ya había cortado, dando por supuesto que el estaría disponible. Tristemente, el Slytherin habían imaginado bien: él realmente no tenía nada más en su agenda, puesto que no tenía trabajo ni familia fuera de Hogwarts.

      Todavía eran las 4pm, pero Ronald estaba muy ansioso. Por esa razón, se encaminó a la renombrada tienda de café londinense. Tomó el metro, y si bien hubo una leve demora, el Weasley llegó a las 3:50pm. Se sentó y estaba tranquilamente silbando cuando repentinamente una femenina figura se sentó enfrente suyo: era su ex-mujer, Hermione "malvada" Granger.

-Tanto tiempo, querido...-dijo irónica la castaña.

     Ron la miraba entre sorprendido y furioso. La mujer parecía estar decaída aunque tratase de esconderlo trás una capa de sarcasmo: estaba ojerosa y pálida. ¿Podía ser que algo hubiera pasado? ¿Acaso estaba aquí porque no estaba satisfecha con la forma en la que había destruido nuestra familia? Él no podía confiar en aquella vil servidora del demonio.

-¿Qué haces aquí, desalmada? ¡¿Para que me sigues?!- espetó colérico.

      Hermione se enconlerizó con rapidez.

-¡No te sigo, inútil! ¡¿Qué no ves que nunca más te perseguiría a ti, Ron?!-gritó furibunda.

-¿Qué sabré yo? Quizás intentas seguir lastimándome... ¡Eres una alimaña cruel e insensible!-respondió enfurecido.

-¡¿Cruel?! ¡¿Insensible?! ¿¿Ahora soy YO quien no tiene sentimientos?? -dijo a voz de grito, a punto de quebrarse.- ¡¿Quién te crees, Ronald Bilius Weasley?! ¿Un santo indefenso y yo un ser maligno que hiere sin razón? TE EQUIVOCAS.

-¡¿PUES QUE TE HE HECHO PARA MERECER ESTO?! ¡DIME, CONDENADA VÍBORA!- replicó sin poder creer lo que Hermione le decía: era ELLA la pérfida arpía que había arruinado su vida.

-¿Acaso recuerdas aquel día de Halloween de nuestro primer año en Hogwarts? Me la pasé llorando todo el día en aquel cubículo del baño de las niñas. Sin embargo, te perdoné y nos hicimos amigos... De todos modos, en tercer año volviste a herirme y a dejarme de lado; todo por tu estúpida rata. En ese entonces, yo estaba bajo mucha presión por los estudios y por lo de Buckceack, no obstante, decidiste apartarme y no apoyarme en absoluto. De todas maneras, decidí perdonarte por amor, tan joven e inocente era.

En cuarto año, tu no me consideraste como una chica siquiera, pese a que yo tenía la esperanza de que me invitaras al baile de navidad... Me dolió mucho y minaste mi confianza en mí misma. Al final, fui con Krum para no estar sola: él fue muy amable conmigo. Pero en sexto año te pasaste: no solo estuviste con Lavender Brown, sino que también besaste a Malfoy y te sonrojabas cada vez que lo mirabas a los ojos. Querías salir con todos menos yo, la única que siempre había estado a tu lado, la que siempre te había amado- dijo Hermione con resentimiento y dolor en su mirada.- Te burlaste de mí y me rompiste el corazón. Y aunque intenté e intenté olvidarte, no pude, te quería con todo el alma, a tí y sólo a tí.

Cuando volvimos a estar de buenas pensé que lo peor ya había pasado, que no había manera de sufrir más, pero estaba equivocada. Me abandonaste durante la búsqueda de los Horrocrux pese a mis suplicas hacia tí. ¡Y luego volviste con tus excusas de que el Horrocrux te afectaba más a tí! ¿Cómo crees que me sentía yo cada vez que colgaba ese maldito objeto alrededor de mi cuello? ¡¿CÓMO CREES QUE ME SENTÍA?! Pero a tu no pensabas en mí, nunca lo hiciste realmente.-

-Así que Ronald,-continuó Hermione.- no logré volver a perdonarte. Y pese a que no pude dejar de sentir amor por tí,- dijo entre lágrimas.- no volví a confiarte todo mi corazón. Seguí contigo sin realmente estar del todo feliz, sabiendo que tu probablemente no me amabas. No pude volver a sentirme protegida entre tus brazos, ni cómoda cuando estaba contigo.


El pelirrojo había perdido el habla. Estaba conmocionado por la confesión de la castaña.


-A medida que pasaban los años,- Hermione reanudó su relato.- mi rencor creció hasta el punto en que ese pequeño cariño que todavía sentía por ti quedó perdido en algún oscuro rincón de mi corazón. El célebre día en la estación 9 y 3/4 exploté: no lo soporté más, puesto que vi como mirabas al inútil de Draco. Lo mirabas con el querer grabado en tus ojos azules. Lo mirabas con ese querer que debería haber sido para mí. Lo mirabas como yo solía mirarte a tí.

-Ronald, te mentí. Nada de lo que dije en King's Cross era cierto: Viktor no era mi amante, nunca estuve enamorada de él, ni tampoco creía que fueras un segundón. Todo lo dije para herirte de la misma forma que tu lo hiciste conmigo a lo largo de los años. Pero no funcionó, sólo sentí un terrible vacío en el lugar donde tenía todo mi odio acumulado. Aunque me duele decirlo, ya no te amo, en absoluto. La Hermione de mi pasado siempre te amará, pero yo soy otra persona. Quiero empezar de vuelta, con una vida nueva, con una ciudad nueva, con un trabajo nuevo: quiero comenzar de vuelta sin tí ni tu recuerdo. No te quiero, Ronald.






Draco y Ron: Un amor prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora