Ya me había acomodado en el sillón de la sala frente a la televisión y estaba esperando a Joel.
— Dale amor, ya va a empezar la película —le dije.
— Ahí voy —habló desde la cocina— acá estoy —se sentó a mi lado y me rodeo con sus brazos.
Durante la película escuche sus pequeños quejidos.
— ¿Otra vez la cabeza? —le pregunte.
— Si, ya tome la pastilla pero no se me pasa —comentó frotándose la cabeza con la mano.
— ¿No tendrías que ir a ver al medico? —pregunté mientra él se dirigía nuevamente a la cocina.
Hace varias semanas se esta quejando del mismo dolor, toma medicamentos para eso, pero nada parece cambiar. De repente escucho un fuerte estruendo— Joel ¿Qué paso? ¿Esta todo bien? —pregunto, no me contesta — ¿Joel? —vuelvo a llamarlo, me paro y voy hasta la cocina. Lo encuentro tirado a un costado. Trato de despertarlo, pero no hay caso. Las lagrimas caen por mis mejillas mientras llamo a una ambulancia.
Trate de hacerme entender a pesar del llanto y explicarle a la persona del otro lado del teléfono lo que le había pasado a Joel.
Por fin llegan.
— ¿Qué le paso? —pregunta el paramédico.
— No se, fue a la cocina, escuche un golpe y lo encontré así —contuve el llanto para explicarle bien al paramédico lo que había sucedido.
— Vamos a llevarlo —le dijo él al resto de su equipo, entre varios levantaron a Joel para ponerlo en una camilla y llevarlo al hospital.
Decidí no llamar a nadie, eran cerca de las 3 am y no era momento para preocupar a nadie.
De camino al hospital le comente al paramédico los constantes dolores de cabeza que tenia Joel. Cuando llegamos me hicieron firmar varios papeles y a él lo llevaron a que se hiciera una resonancia magnética.
El neurocirujano de turno se ocupo de Joel. Al ver el estudio vio el problema. Tiene coágulo en el cerebro causado por un fuerte golpe, por eso el desmayo y los dolores de cabeza.
— Tenemos que operarlo ya —me dijo.
— Yo quiero ayudar —le dije, después de todo ese era mi trabajo, asistir en las cirugías. Asintió algo dudoso y ambos nos dirigimos a quirófano.
Ver a Joel con un respirador en medio de una triste sala de operación sobre una camilla de acero me rompió el corazón. Él no se merece esto, pero en este momento tengo que pensar en que es un paciente mas al que hay que salvarle la vida.
— El tumor esta conectado a una zona importante del cerebro que podría causar la perdida de algunas funciones importantes —habló el cirujano, mi corazón se paro, podía despertar y no tener movilidad en las extremidades, perder el habla, hasta el conocimiento….puede que no recuerde nada, ni su familia, la banda, que olvide las cosas que ama, a mi, todo. Seque una lagrima que salía de mi ojo.
Me concentre en lo que el médico me decía, y solo hice mi trabajo.
— Ahora vamos a suturar —dijo una vez que termino la cirugía— Solo queda esperar —habló dirigiéndose a mi.
Salio de cirugía luego de tres horas y lo trasladaron a terapia intensiva. Estaba acostado en la cama de la habitación, con respirador y con un suero y una venda en la cabeza cubriendo la herida.
Perdí la noción del tiempo, no me desapegue de su lado y mantenía mi mano derecha entrelazada a la suya. El celular de Joel sonó, busque en sus pantalones que colgaban de una silla y atendí.
