— ¿Me vas a contar que te pasa?— pregunto abriéndome la puerta del auto.
—No Peyton— rodé los ojos y subí al auto —Solo vámonos ya por favor.
—Como tú digas. — sonrió y rápidamente rodeo el auto para subir del lado del piloto.— ¿Y Perry?— pregunto rompiendo el silencio. Una lágrima se deslizo pero rápidamente la limpie.
—Te agradecería que dejaras de hacerme preguntas— dije sin siquiera voltear a verlo. Seguía con mi mirada hacia la ventana.
—Lo siento, solo que no te vez bien y el auto de él estaba afuera ¿Se enojaron? — rodé los ojos, estaba por decirle que me bajara ahí cuando mi celular vibró. La pantalla indicaba que era Bradley quien llamaba. Incline la cabeza haciendo que mi cabello cubriera mi rostro ya que no podía resistir más y las lágrimas tomaban sus propias decisiones. Me debatía en desviar la llamada o solo no responder. Me decidí, solo no respondería. Guarde de nuevo el celular en mi bolso y disimuladamente limpie las lágrimas de mi rostro.
— ¿Que ha sido tan malo para que derrames lagrimas por él?— volteé a verlo sorprendida. No esperaba que se diera cuenta. —Te conozco muy bien ¿recuerdas? — tomo mi mano y la soltó dándome mi espacio, acción que agradecí inmensamente.
—No tiene importancia— susurré y una vez más regrese mi mirada hacia la ventana.
Afortunadamente no pregunto más y tampoco el celular vibro más.
—Aquí — le dije señalando.
— ¿Qué?— dijo más que sorprendido
—Que aquí está bien, aquí déjame— aclaré. Ya que podía ser malinterpretada.
—No te dejare en este hotel de cuarta— dijo con repulsión. De hecho yo no estaba muy contenta pero digamos que no traía el efectivo suficiente para uno mejor y no traía mi cartera.
—No te estoy preguntando si me dejas quedarme o no...
—No sé qué mierda te hizo Perry, pero yo no te dejo aquí— me interrumpió y continúo conduciendo. —Tú casa o la de Perry— pero que magnificas opciones me dio.
—Regresa al hotel— dije cruzándome de brazos —No iré a ninguno de esos dos lugares.
— ¿Entonces?— exhalo con fastidio —Ni pienses que te dejare en uno de esos lugares—se refería al hotel, no respondí. —Bien ¿no elegirás alguno?— negué con la cabeza. —Perfecto. — rodo los ojos y volvió a mirar el camino.—Gracias por nada Peyton— dije cerrando con fuerza la puerta del auto, odiaba que hiciera eso.
—Aun sigo detestando que hagas eso— dijo como si leyera mentes.
—Da lo mismo— acomode mi vestido antes de comenzar a caminar por la calle.
— ¿A dónde crees que vas?— pregunto retóricamente
—No voy a quedarme en tu casa, iré a buscar un hotel— seguí caminando y un fuerte viento me hizo temblar y enmaraño mi cabello. Maldije con ganas de tirarme al piso y llorar hasta quedar seca.
—No seas ridícula y entra ya— me gire y lo vi caminando hacia la puerta. ¿Qué más haría? No tenía a donde ir... una vez más. Tal vez no había sido del todo bueno vivir con Bradley.Tenía ya mucho tiempo de no entrar a la casa de Peyton, muchos recuerdos llegaron a mi mente haciéndome estremecer aun mas que el frio viento de afuera.
—Dormirás en mi habitación— dijo mientras subíamos las escaleras —Toma de mi armario la ropa que necesites, yo estaré en la sala. — abrió la puerta y se hizo a un lado para que entrara.
— ¿No saldrás?— pregunte ya que apenas había llegado a la fiesta y lo hice regresar.
—No— negó con la cabeza —Cámbiate y si tienes hambre baja.
—Quisiera ducharme...
—Pues hazlo— dijo obvio, me sonrió y salió de la habitación.
Apenas se cerró la puerta y me desplome en la cama, en automático las lágrimas brotaban como si no tuvieran fin. ¿Cómo podía haberme hecho eso? ¡Y con Rowan! Tal vez yo me había equivocado en el pasado pero eso no le daba el derecho de acostarse con cualquiera... y mucho menos con mi peor enemiga. Me dolía el pecho. Era el mismo dolor que me había atormentado cuando Bradley había dicho que no quería volver a verme. La herida que se había cerrado ahora se había abierto y peor que la última vez. ¿Por qué Bradley?... era lo único que podía susurrar entre llanto. ¿Por qué siempre había algo? Siempre había algo o alguien impidiendo lo nuestro. ¿Por qué? ¡Joder!