Era un día normal, quizá demasiado ya que comenzaban las vacaciones de verano, nunca por verano había salido de mi aburrido pueblo, pero mi maravillosa madre decidió apuntarme a un intercambio con gente de toda Europa, yo había decidido que quería ir con mi mejor amiga, Paula, a su menos aburrido pueblo y así fue, mi madre decidió que lo mejor para ella era librarse de mi un maravilloso mes de Agosto y así ella poder irse de vacaciones a la magnífica Italia
Y así yo iba contando los días que faltaban para irme a Viella (Asturias) , aunque con el paso de los días empezaron a llegar chicas de mi edad a mi pueblo y yo cada vez me iba haciendo más amiga suya y con lo que ello conllevaba a no querer irme nunca
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La otra cara del amor
Teen FictionAntes: Claudia ve como su vida transcurre sin emoción ninguna Después: Nada volverá a ser lo mismo