Ellos eran los típicos padres que no te dejan llegar a casa más tarde de las 10 de la noche aunque sea verano, aunque estés en el pueblo o este llegando el fin del mundo.
Mi madre me mima demasiado, me abriga con unas 20 capas de ropa y mi padre es justo al contrario, le da igual lo que haga, o con quién ande, pero yo tengo miedo, miedo de que un día descubran que estoy para encerrar en un manicomio con paredes acolchadas, pero nunca lo descubrirán, porque a mi me costó, y soy la única que lo sabe
ESTÁS LEYENDO
La otra cara del amor
Teen FictionAntes: Claudia ve como su vida transcurre sin emoción ninguna Después: Nada volverá a ser lo mismo