Sueño.

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Acostada me encuentro. Mi cuerpo pegado al tuyo, en un sillón muy estrecho.

Tu cabeza está apoyada en mi pecho y tratas de dormir.
Te ves tan sereno.
Tu respiración tan lenta, tan pausada.
Me contemplas expectante desde allí y secretamente me lanzas un beso por el espacio que separa mi boca de la tuya.

Aquí me encuentro. Observado tu intento de dormir.
Tus labios pronuncian un te amo ligero y potente.
Y es mi turno de dormir en tu pecho.
¿Hay dicha mejor? Lo dudo.

Tus manos suaves acarician mi cabello con un movimiento constante.
 Tomas un poco de mi pelo castaño.
 Llegas a sus puntas, a su fin.
 Lo sueltas y lo deja caer.
Vuelves a tomar otro mechón de este.

Dime ¿qué sientes al tener a esta muchacha de pequeño cuerpo a tu disposición?
Dime ¿qué sientes al protegerme?

Coges mi mano suavemente y un recuerdo viene a mi mente: La primera vez que tomaste mi mano, mi pierna sobre la tuya, la acariciabas de una forma tan dulce creando cosquillas y explosión de risas en mi.  Un beso depositado en la mejilla, o en la comisura de mi boca... realmente eres un travieso.

Mi fascinación más grande es dormir, pero se vuelve más placentero cuando cierro mis ojos y te encuentro ahí, en mis párpados ya cerrados. En el fondo oscuro y faltante de luz.
Es que te encuentras en mi mente y corazón.

Y cariño... dudo que puedas salir de ahí.

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⏰ Última actualización: Mar 22, 2016 ⏰

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