01/01/01
Querido Nadie:
Hola. Sinceramente no se porque hago esto, si se que nadie lo leerá pero eso no ha de importar. Me propuse esta idea el año pasado, y como veras en la fecha de arriba, ya he comenzado a cumplir mis palabras. Si existieras, probablemente te preguntaría, ¿Quien demonios eres? Preferiría no decir mi nombre, ya que no es lo que importa pero si es muy necesario un nombre, puedes llamarme N. N para los amigos. Soy una chica común, no soy la típica cliché de piernas pequeñas, altura mediana y perfecta. Nací castaña pero últimamente mi pelo se ha vuelto azulado. ¿Cómo? Pues con el tinte. Sentía que debía ser una obra de arte como cualquier ser humano, pues no me sentía así, entonces decidí hacerlo pero eso no hizo que me sintiera una obra de arte.
Mido un metro cincuenta y cinco. Podrás imaginarte que alta no soy, ni espero serlo. Mis brazos son flacos y largos, aunque mis piernas sean gordas y cortas. Pies de porcelana y manos de niño pequeño. Nariz pequeña y unos labios sin forma que adornan mi cara, pues a nadie le importaría como me sintiera o como me siento. Tengo la suerte de tener unas orejas pequeñas, aunque en una de ellas tengo una marca rojiza que sobresale haciéndose notar. Mis dientes, chuecos pero con brackets que intentan hacerlos perfectos. Uñas no tengo, y no se para que las tendría si de todos modos término mordiéndolas. Mis ojos completamente comunes de color café. Ropa holgada en mi torso y pegada en mis piernas, zapatillas en mis pies junto a medias. Plana por delante y sobresalida por detrás. Defino mi tono como un color té con leche, ni blanca, ni de color.
Tengo unos quince años mal utilizados y una mente que no me deja ni cuando descanso.Soy estudiante, de cuarto año para ser exactos y si fuera por mi, hubiera dejado la escuela hace bastante tiempo pero mi madre me motiva a estudiar para convertirme en la veterinaria que mi pequeña yo quería.
Probablemente, si vivieras, también te preguntarías, ¿Por qué hago esto?
Buscaba desahogo en algo que no tuviera que ver con suicidio. Una opción sin medicamentos ni psicólogos. Quizás, sin ayuda de mamá para no hacerla sentir mal; aunque todos sabemos que no lo hice para no molestarla. Se que no contaras nada de lo que te diga, por eso me siento libre de hablarte de mis más íntimos secretos.
En fin, supongo que eso es todo por hoy. No tengo nada que contarte. Quizás en la próxima carta te hable de papá y de mamá y nuestra historia.
De: -N.
Para: Nadie.