- Estoy cansada de esta maldita monotonía. Todo el tiempo me dicen qué hacer y que no. ¿Acaso piensan que no puedo decidir o qué? ¿Cuál es su problema?Shian completamente atribulada por la mala semana que tuvo en la Universidad llega rendida a casa el día sábado donde para colmo tuvo que enfrentar la vergüenza del siglo frente a medio mundo de espectadores en la final del campeonato de fútbol femenino. Había dado más de una razón a sus padres para consultar con un psicólogo, pues según ellos estaba cayendo en las garras de la depresión. Era muy cierto. Ya no compartía ni siquiera con sus hermanos, pedió a sus amistades en cuestión de semanas. Nadie sabía en realidad qué acontecía en su vida, ni ella misma.
- Dios eres grande, hoy mismo me encontraré contigo en el reino de los cielos -dijo en tono sarcástico- tenme un lugarcito -susurró por último.
Se duchó, deshizo su mente y se le antojó dejar una nota. -Pero qué vaina, ya no hay tiempo- dijo. No había nadie en casa. Deprimida y reconociéndolo tomó, según ella, un frasco marrón que su madre solía advertir no tocar ni mucho menos consumir. Eran cápsulas de antaño que funcionaban como analgésicos. Sin misericordia y sentada en un rincón de su habitación vació en su mano el contenido. Aproximadamente ocho cápsulas.
- Porque no me merecen. Porque simplemente lo que hago es fracasar. ¿Por qué? Porque tengo miedo. Por miedo me voy. Por miedo a vivir. Por miedo de no poder ser yo ni hacer lo que me dicta mi mente y corazón.
Tomó las cápsulas. Bebió un poco de agua. El efecto fue inmediato. Su vista se ofuscó, el corazón se le contrajo, la garganta se le secó, la sangre dejó de fluir en su torrente y su mente no dió señal alguna de recordar quién fue ni de donde vino. Todo lo que podía percibir era estar cayendo a la velocidad de la luz en un precipicio espacial. Su cuerpo tendido de largo en largo sobre la blanca cerámica del baño empezó a perder color para quedar nada más que en rosáceo y violeta. Lo más extraño a parte del cuerpo sin hálito de Shian es que el frasco desapareció de sus manos al instante en el que se desplomó al piso. Mientras tanto, todo fuera de casa estaba tal y como el mundo lo había dejado, tal y como Shian había experimentado durante aquella angustiada semana y duranta aquellas horas de un día sábado que no había visto culminar.
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Solo en mis sueños
Romance"Solo en mis sueños" es la historia de Shian, una joven estudiante de 17 años de edad que cae en un profundo sueño tras haber consumido una sobredosis de analgésicos. Despierta en en la vida que hay más allá de cerrar los ojos y vive una de las aven...