Infatuated With

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Lauren's POV

Wonderfall (s.): Alguien en quien te encuentras pensando todo el tiempo. Alguien de quien estás completamente enamorada. Alguien por quien es maravilloso sentirse caer.

El aire caliente salía de sus pulmones y tocaba mi rostro, acariciando mi piel y, al mismo tiempo, erosionándola, como azufre. Nuestros pechos subían y bajaban a un mismo ritmo, casi como en una danza de respiraciones pesadas. Mi cuerpo, encima del de ella, todavía se contraía en duros espasmos que retorcían mis músculos, haciendo que las ranuras de mi cuerpo se apretasen aún más a las curvas de su cuerpo. El líquido que goteaba de entre mis piernas, se mezclaba con el de ella, delatando el momento de éxtasis que experimentábamos juntas.

Abrí los ojos para ver sus mejillas rosadas y los mechones de su pelo alborotados y esparcidos sobre la cama. Se trataba de una escena encantadora y que me encargaba siempre de admirar. Mi sexo sensible se apoyó en el de ella y sentí sus caderas presionarse contra las mías, en busca de unos cuantos momentos más de placer final. En respuesta, hice lo mismo. Ella mordió su labio inferior, pero se rindió ante el cansancio y dejó escapar el aire pesadamente, dejando caer su cuerpo suavemente sobre el colchón.

-Deja de mirarme- Me dijo dulcemente, con sus ojos todavía cerrados y la voz levemente ronca.

No era ningún secreto que ella siempre sabía qué estaba haciendo o pensando. Siempre sabía de qué manera interpretar mi mirada, mis movimientos, la ausencia de éstos, mis secretos... Tampoco era secreto alguno que yo amaba mirarla, bajo cualquier circunstancia. La miraba todo el tiempo. No podía dejar de hacerlo. No quería dejar de hacerlo.

-Imposible- suspiré.

Era imposible, en cualquier sentido: había tanta imposibilidad en esa acción que su sola mención me causaba horror. Dejarla de mirar sería como dejar de alimentarme. Ella era el alimento que daba vida a mi existencia y yo la ingería a través de sus ojos. Dejar de hacerlo me mataría gradualmente. Me consumiría tanto que, en algún momento, no habría nada más de mí.

Era tan imposible como lo éramos nosotras. No pertenecíamos al universo de cosas probables. Pero, a diferencia de las imposibilidades que existían en la posibilidad de no mirarla nunca más, allí estábamos, viviendo nuestra imposibilidad. Allí estábamos, siendo imposibles. "Las cosas imposibles pueden ser realizables por medio del amor. Y así es exactamente como nos sentimos. Nosotras somos lo imposible," me dijo una vez.

La mujer, mayor que yo y cuyo cálido cuerpo encajaba con el mío, siempre me había parecido maravillosa. Sentía ambas cosas por ella: admiración y fascinación. Y, tal vez, esa era la razón por la que la escena anterior me había parecido imposible en algún momento. Nunca imaginé estar así con ella, en su cama, entregadas a los placeres del cuerpo, de la carne y del alma. Nunca imaginé que podría siquiera besarla, mucho menos poseerla o dejarme poseer por ella. Pero ella tenía razón acerca de una cosa (entre tantas otras):

"Nosotras éramos lo imposible."

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⏰ Última actualización: Mar 23, 2016 ⏰

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