Mi madre dice que antes de nacer, yo estaba en un huevo, está segurísima porque yo siempre estaba hecho una bolita. Parecía que no tenía cabeza, porque la escondía entre mis pequeños brazos de bebé. Me lo recuerda cada vez que me despierta por las mañanas, aún duermo en la misma posición, y no se está mal.
30 de Octubre de 2025
El columpio del parque que estaba detrás de mi casa chirrió por enésima vez aquel frío día de otoño.
El viento rugía y en las calles no había un alma. Comencé a vagar por la habitación.
Yo nunca había sido un niño de los que están siempre fuera, con sus amigos en el parque. Pero aquel día me sentía nervioso, como si algo me atrajese hacia el exterior.En un momento dado me asomé al balcón de la terraza, el aire me revolvía pelo y ordenaba mis ideas. Algo brillaba a mi lado en la fachada, me estiré un poco para cogerlo,luego un poco mas, un poco mas... y resbalé. Intenté agarrarme al saliente de la ventana, pero no pude. El tiempo parecía ir despacio a propósito, haciendo que notase cada rasguño en piel, cada mirada que se posaba en mí desde balcones ajenos. Estaba a punto de rendirme, de dejar de aferrarme a la esperanza, pero entonces sucedió. Intentaba ponerme de pie en el aire, cuando, al subir los brazos, noté que el viento iba con ellos y yo me elevaba. Comencé a mover rítmicamente mis manos, y el aire danzó a mi alrededor. Al fin, me posé de nuevo en el balcón y entré en la habitación como si nada hubiese pasado, para entonces yo ya sabía que tenía el control.