Chocolate Cake | ChenMin

Final ⛅️

XiuMin miraba fijamente el techo de su habitación mientras se hallaba acostado en espera para despertar aún más.

"No podremos ir. KyungSoo y JongIn se verán hoy y yo comeré con ChanYeol en casa. ¿Te parece si es otro día?"

El joven castaño suspiró mientras terminaba de leer el mensaje y una vez más se tiró sobre su cama.

¿Qué se suponía que haría ahora?

Es este momento cuando quedaba su última semana de vacaciones de invierno y el trío de amigos se arrepentía de no ponerse de acuerdo para pasarla bien en sus ratos libres, como se suponía que habían planeado anteriormente.

Hace un día que habían dicho visitar a una nueva cafetería, y que según BaekHyun sería divertido.

XiuMin se levantó de la cama en cuanto un gato blanco maullaba en busca de comida, obligando al joven pálido ir con él.

...

Invierno...

Cada calle en completo silencio, sin niños jugando, sin aves alborotadas o mujeres parloteando.

Mientras caminaba sostenía un cuaderno. Y quien sabe, tal vez ayude a matar el tiempo.

Unos minutos más y se topo con la cafetería que su amigo le había dicho. La curiosidad lo llenó al igual que el aroma de la cafeína y el repentino calor agradable. Le gustaba, era acogedor.

La estancia estaba llena. Supuso que por ser una nueva cafetería. Sin en cambio, un chico alto no tardo en acercarse por preguntar su orden.

Xiumin no tomo su tiempo para ver el rostro de la persona hasta que estuvo decidido porque café pagar.

El empleado tenía una hermosa sonrisa y de facciones bonitas.

Durante unos segundos se le quedo viendo con la boca levemente abierta, causando que el empleado se sintiera avergonzado.

— ¿Y bien? — Perfecto Xiumin, lo avergonzaste.

— Un capuccino — dijo con un leve rubor en sus mejillas y voz nerviosa.

— El pastel de ahí es delicioso. Es de chocolate.

El castaño no vio donde específicamente le señalaba el empleado pelinegro, pues incluso, babeaba por sus manos.

¿Cómo eran masculinas y las de él no? Siempre a sido un misterio junto con su amigo, BaekHyun.

— Sí, también lo quiero — dijo el de ojos agatunados con una sonrisa nerviosa. Ni si quiera escucho sobre el pastel.

El pelinegro se retiro devolviéndole la sonrisa y prometiendo traer lo acordado pronto.

Aquel día había sido una mezcla de sensaciones. Nerviosismo, cosquilleos, calidez y finalmente, dolor de estómago.

...

¿Qué fue lo peor que pudo hacer? Regresar a aquella cafetería frecuentemente. Y en definitiva no lo hacía por la bebida o la causa de sus dolores estomacales. Le importaba más un persona en específico.

Y desde entonces, escribe una carta para aquel chico.

Y quién sabe. Probablemente sea masoquista como para volver a comer pastel de chocolate y experimentar por cuarta vez consecutiva malestares.