Prólogo.

18 3 5
                                    

Y como un incienso, parecía como si supiera cómo y cuándo caer, era imposible saber cuando ese incienso se encendía, por ende siempre me ha costado mucho predecir el final de los problemas, pero una vez que empieza, no para hasta que se cae hasta la última pared dentro de mí, quedando sólo mi estructura y mis cosas explícitas.
De ahí para afuera, nada.

Buenos momentos desaparecían en estas caídas, a veces risas, amigos... hasta mi familia caía a veces. Pero lo peor, era cuando caían mis pilares, cuando mi base se destruía, cuando ya no sabía ni qué pensar. Eso es lo peor.

¿Alguna vez te ha pasado? Te decepcionas, o decepcionas a alguien, sólo en ese momento, en el que desaparece una de las personas a las que te acostumbras a tener en tu vida, te das cuenta de que estas solo. De que no había nadie más soportandote que aquella persona. La verdad, nadie lo reconoce, a todos nos cuesta, todos queremos validar nuestra tristeza, pero hay más gente. Aunque no lo creas en el principio, siempre te darás cuenta al final; después de que quede sólo tu estructura, haz un alto, y antes de alejarla de todo para comenzar de nuevo, fíjate en quién te estuvo sosteniendo todo el tiempo en el que decidías caer.

Es dificil detectar cuando estamos tomando malas decisiones, pero, aunque estaría siendo contradictoria, las malas desiciones no existen. Sólo lo seguirás pasando mal hasta que te des cuenta de lo que haces mal; de ahí para adelante, te reirás de tus errores, créeme, yo no lo creí nunca, hasta que me pasó.

Y sí, ese tipo de cosas pasan, los finales llegan, las parejas terminan, el sol se esconde, los momentos se olvidan, los recuerdos se remplazan, la familia se va haciendo humo, y si, aunque duela, los amigos si se van.     

Dicen que lo único que nunca se acaba es la memoria, la memoria que tenemos para aprender; y si hay cosas que se pueden olvidar, es que tenemos mejores que aprender. Al final siempre será un final feliz, aunque haya dejado desnuda anteriormente a la cruda realidad, sí hay felicidad en el mundo... no todo es tan malo como crees.

Tu que me has escuchado tanto, ¿qué piensas?, nunca me has dicho nada, sólo te sientas ahí y escuchas mis críticas y aventuras del día a día. ¿Has pasado por esto?, esto debiera ser normal para cada ser humano, ¿no?

Cualquier persona que no se de cuenta cuando cumpla sus 40 y tantos, es porque se suicidó. Lo digo mas por teoría que por experiencia, hay gente que se da cuenta antes.

Supongo que a todos nos debe pasar alguna vez, eso de cuestionarnos el día a día, ir pensando por la vida... distraerse un rato, perderse en aquellos laberintos maravillosos que tenemos dentro; Salir de esta etapa interminable de supuesta vulnerabilidad, cuya fila, con altas expectativas pero cansada de esperar, avanza con su pesado paso, al son del tambor que nos motiva misteriosamente.

Y esque ¿Por qué?, siempre me pregunto el por qué nos metemos en situaciones que no nos merecen, creemos merecerlo todo, desde buenas a malas cosas... buscamos justificar desde las risas hasta los suspiros y las lágrimas. ¿Por qué?

¿Alguna vez te pasó? Querido amigo, te contaré a continuación de mis exhaustantes aventuras por las carreteras de la vida, en las que si no caminas, te atropellan.

EquilibriumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora