#2:Vecinos delicuentes

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Diario de Undyne: Día 2
He pasado toda la noche pensando en esa chica. Dios, la amo tanto... Tengo que sacarla de esa casa de locos ya, pero ¿cómo Matryoshkas llego a Hotland? No tengo Internet ni tampoco sé donde está la biblioteca del pueblo... Si es que hay biblioteca.
Como no he podido dormir, me he puesto a ver el Sálvame. Daban un especial sobre la vida de Paco la Lechuga y su tercer divorcio, pero a mí eso me importaba un carajo. Lo único que quería era ver a mi iguanita.
Pronto el sofá se encontraba cubierto de un líquido pegajoso que provenía de... NO, MALPENSADOS, NO ME ESTABA... Simplemente se me había derramado leche condensada encima de la mesa. Total, que ahora estoy en el curro con unas ojeras que ni el Riusáqui ese.

En mi mano derecha, tengo un paquete robado de Donetes. Son sabor limón con vodka y pollo frito... Joder, como innovan en el terreno de sabores para bollería industrial. En mi mano izquierda, sujeto un bolígrafo mientras escribo estas líneas. De fondo, la musiquilla del Mercadona. Y como de costumbre, ni una alma.

Oh, espera, se me ha caído un donut encima del papel... μιερδα, σε με δερραμó λα τιντα... Ale, ya está, solucionado. Supongo que un típex menos en la sección de papelería no molestará a nadie... ¿O si? ¿Acaso los típexs tienen vida propia, y se comunican entre ellos, y forman una familia? Y si es así, ¿acabo de separar a un típex de su esposa y sus hijos? ¿Le he roto el corazón? Otra duda existencial.

****

El sonido de unos clientes entrando eclipsa la jodida sintonía del supermercado. Coño, ya era hora. Aunque cuando miro quiénes son dichos clientes, hubiera preferido quedarme escuchando la música. La cabra gángster, Dora yandere y el chino han vuelto. Cuando el último pone un sólo pie en el suelo, cierro la puerta de inmediato. Problemas no, gracias. Pero parece que el trío no se da por rendido, ya que vuelven a penetrar (eso ha sonado mal) en la tienda. La cabra, que había estado callada hasta ahora, saca una pistola y me apunta con ella.

—Manos arriba.

Subo las manos para arriba, también pa' abajo, pa' un lao y pa'l otro lao. Trago saliva y me preparo para responder.

—¿Qué coño queréis?

—El fuckin' money.

Definitivamente, esto es muy raro. Y mira que yo he visto cosas raras, pero esto supera todo lo observado.

—No tengo dinero.

¿Quiénes serán estos tipos? No son más que niños, y a su edad ya atracan tiendas. Pobrecillos, deben haber echado su infancia por la borda...

—Pues el dinero de la caja.

Como buena empleada que soy, no les entregaré la pasta tan fácilmente. Empiezo a pensar en posibles soluciones para este problema. ¿Llamo a la policía? No, no tengo un móvil aquí cerca. ¿Llamo al jefe? No, mejor no. Podría sacar una de mis lanzas y cargármelos, sería una buena opción.

Pero parece que la cabra lo adivina, porque genera unas cuerdas arcoiris (sí, arcoiris) de la nada y me ata con ellas. Los tres saltan por detrás del mostrador y Dora saca un cuchillo de... Espera, ¿de dónde cojones ha salido?

Contemplo como la hoja se acerca peligrosamente a mi nuca. Cierro los ojos, esperando mi muerte, pero de repente...

—¡ASRIEL! ¡CHARA! ¡FRISK!

Otra cabra (joder, ¿cuántas cabras hay en este pueblo?) viene hacia ellos. Parece ser más mayor que la de la gabardina.

—¡Mamá! ¡Yo no he sido! ¡Ha sido idea de Frisk!

—¡A CALLAR SE HA DICHO!

La cabra me echa un vistazo y arruga la frente.

—¿Me explicáis que estabais haciendo con esta pobre chica?

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⏰ Última actualización: May 08, 2016 ⏰

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