La gente critica la sociedad ocultándose tras un manto de falsa empatía, la cual solo es el reflejo de los intereses de las personas; una filosofía de vida cada vez más común y egoísta basado en el bien individual y en la búsqueda de la felicidad de uno a costa de la de otros. La ausencia de empatía cada día es más frecuente. Y es que los intereses disfrazados y el apoyo en vano entre todos, hacen que cada cual no vea más allá de sí mismo y de su propio ombligo. La gente rica cada vez es más rica materialmente y más pobre moralmente. La educación cada vez se centra más en la intención de obtener dinero, engañando a la gente y engatusándola en una falsa ilusión de que así se llegará a la felicidad, perdiendo así valores éticos y produciendo una reacción en la cual la gente cada vez es más egocéntrica y superficial y cuyo juicio está nublado por las opiniones de los demás, anteponiendo así los gustos de la sociedad a los suyos propios y a su bienestar.
Así es el ser humano, un ser vivo más que busca su supervivencia individual de la manera que sea necesaria. Quizás sea parte de la evolución, o quizás solo sea por mero capricho.
