Capítulo único.

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Apenas había amanecido, era muy temprano exactamente el momento para ver nacer los rayos del sol que iluminaran un nuevo día.



Kris apartó su vista de la ventana que se encontraba abierta dejando entrar el fresco aire de verano para ahora enfocar su atención en una espalda desnuda justo a su lado izquierdo de la cama. Sus ojos bajaron por aquella bronceada constitución hasta donde una manta enrollada a la altura de sus caderas le permitió.


¿Estaba permitido que un hombre tuviera aquellas curvas que ZiTao poseía?


El mayor no tenía idea de aquello. Realmente no tenía idea de nada, nunca espero tener algo que le hiciera brillar como un diamante, oh si, ese chico lo hacía brillar como uno.





Tomó su mano, alejándolo del bullicio y comenzó a correr tan fuerte como sus piernas le permitían y el no pudo darse cuenta de nada, de repente estaba ahí siguiéndolo como si su vida dependiera de ello. ¿Por qué lo hacía? No recuerda haber hecho algo bueno o amable por ese muchacho para que le ayudara a salir de todas las miradas que le juzgaba y los gritos que le abucheaban, en cambio uno más en su lista de personas que había tratado como basura.


¿Por qué?


Cuando se detuvieron y lograron recuperar el aliento, se tomaron su tiempo para mirarse. Cabe decir que ambos se veían igual de sorprendidos, quizá el pelinegro de prominentes ojeras no había medido bien la situación.



—No digas nada... —se atrevió a hablar el más bajo de ambos, de manera tranquila- solo que, no pude soportarlo.



Kris alzó una ceja, un comentario mordaz en la punta de su lengua se avecinaba seguramente y el contrario lo predijo enseguida así que le interrumpió mucho antes de que algún sonido saliera de su boca.



—Tampoco te creas tan especial —le miro intensamente, como si estuviera molesto- no es como si me cayeras bien... o como si fuera tu culpa ser así.



A pesar que lo último fue dicho en casi un murmuro pudo llegar a los oídos de Kris, quien analizaba al chico que ahora le daba la espalda, aparentemente para irse.



Huang... Zi Tao ¿no es así?



El nombrado volteo con un gesto curioso. No esperaba que recordara su nombre así que estaba genuinamente sorprendido de que el chico rico y frio de la universidad a la que apenas había entrado supiera por lo menos ese dato sobre él, siendo uno más del montón.



¿Sabes mi nombre?



Ahora Kris sonrió de medio lado. Pero sonrió.



—Vamos a dar una vuelta —propuso recibiendo un resoplido de Zi Tao, más sin embargo logro notar algo de vergüenza en su semblante ¿en serio era tan... tímido?



—¿Qué? —negó segundos después, aunque tenía un gesto indeciso. Frunció sus cejas, parecía tener una lucha interna.



El más alto rodo los ojos para luego en un par de segundos estar rodeando los hombros de Tao para caminar hacía su auto con él, sabía que no le respondería al estar tan confundido así que decidió por él. No debían estar muy lejos del estacionamiento.

Esos recuerdos de su juventud. Tao era el único que se tomo la molestia de querer conocerlo y soportarlo hasta la actualidad, bueno aunque Kris de igual forma tomo un papel muy importante en aquello, en esforzarse por dejar entrar al chico en su vida.



Y al principio fue muy difícil.



Pero el moreno logró ver más allá, muy dentro de él. Siempre fue así.



Luego de poder estar más seguros, les siguieron aquellas noches en las que siempre podían ser salvajes, las noches locas dentro de su coche recorriendo la ciudad entera hasta que un nuevo día les abordaba. Música a todo volumen, voces alzadas coreando y brazos siendo extendidos fuera de las ventanillas, jugando como un par de chiquillos. Y Kris no tenía que aparentar, podía disfrutar ser joven con él a su lado.



Tan jóvenes.



¿Tao lo seguiría amando al pasar los años, cuando ya no fuera joven y hermoso?



¿Lo seguiría amando tan fervientemente cuando solo le quedara su adolorida alma?



Kris pensaba que no tenía nada de él valía más que eso, aún seguía siendo una mierda de persona la mayoría del tiempo que pasaban juntos. No lograba expresarse totalmente tanto verbal como por medio de sus gestos u acciones, no era su intención pero era casi imposible cambiar.



El sabe que lo hará, el podría jurarlo.



Tao era un ser bondadoso con sentimientos puros que lo ha cuidado día a día sin importar que. En sus ojos lograba ver la adoración que le profesaba, y realmente no podría sentirse más afortunado, un alma tan electrizante y una belleza sin igual en ese bonito rostro que poseía. Kris se sentía el hombre más dichoso de la galaxia.



Por eso le pedía a los dioses, si es que había alguien ahí arriba que le escuchará el poder tener a su hombre cuando su hora llegara y Kris tuviera que partir al cielo. Que dejara entrar a Tao, que les permitiera estar juntos allá donde la vida es eterna.



Rogaba con fervor aquello.



Toda esa gracia, todo ese cuerpo y ese rostro le incitaban a tener toda una fiesta, un festín con él.



Sin darse cuenta el dueño de sus pensamientos comenzó a removerse en su sitio, despertando. Se sentó al cabo de un rato para así ponerse de pie, dejándole ver la parte de atrás desnuda de su delgado y bien formado cuerpo ante él. La mirada de Kris observo con detalle como masajeaba su cuello con una mano, dejando salir un par de quejidos por lo bajo, tan provocativos.



El pelinegro de repente percibió un par de manos grandes y fuertes cernirse en sus caderas para jalarlo de nueva cuenta hacía la cama lográndolo por supuesto, el aún estaba muy aturdido al recién haber abandonado el mundo de los sueños como para negarse. Kris inhalo el aroma de Tao presionando su nariz en su nuca, proporcionando un par de húmedos y lentos besos en la misma.



Tao era su sol, él le hacía brillar cual diamante.



Acaricio su vientre plano con una de sus manos, presionó su miembro excitado contra sus nalgas induciéndolo a emitir gemidos de satisfacción y creciente placer.



—YiFan... —casi ronroneo el verdadero nombre de su pareja, cerrando los ojos para dejarse llevar.



—¿Me seguirás amando cuándo ya no sea joven y hermoso?



ZiTao escuchó aquélla pregunta muy apenas, su mayor lo susurró tan bajito que de no haber sido por la cercanía que tenían no le hubiera entendido. Tampoco mentiría que le sabía más a una suplica que una cuestión, pero sinceramente debatir aquello no era atractivo.



Se limitó a responder.



—Lo haré igual o aún más que ahora.



Y es que su amor sería siempre como el de dos jóvenes, siempre serían hermosos a los ojos del otro.



Infinitos y desde el alma.




Ambos serían jovenes y hermosos.

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¿Les gustó? Ahdkdkf me inspire en la canción de Lana del Rey, ahí les dejé el vídeo TaoRis.

El vídeo no es mío lo vi y me inspire xdd

Voten y comenten ;; ¡yo las amo! dejen sugerencias de que podría hacer el siguiente one shot de ellos¿?

Hasta luego ♡

- Young and beautiful [Taoris]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora