El Mesías

I.-El Escape

Adan estaba sentado en la puerta de su casa sin poder entrar, llovía y los recuerdos de lo que pasó hace dos horas rondaban su cabeza sin dejarlo descansar, prácticamente todo le había salido mal. 

Primero haber resuelto un examen con  la confianza de sacar una excelente nota y que al final sea la peor calificacion del aula;  luego el chofer desapareció justo un dia lluvioso y que en el preciso momento en el que estaba saliendo de la escuela se lleve con la sopresa de que aquella desgraciada chica con la que estaba saliendo hace dos meses termine creyendo que la poligamia es lo mas natural de este mundo y con aquellos ojos de resignacion vea como ella entrelazaba los labios, que le prometieron amor incondicional, con otros cuatro más, uno de un compañero de clase y el otro de un extraño adolescente de un nivel superior, uno al lado del otro, como si fuera un estupido juego el romper los sentimientos de los demás. Lastimosamente no fue lo peor del día, aun faltaba más.

Bajo las gruesas gotas de agua que caian del cielo, Adan caminó hacia el trabajo de su padre, el cual estaba a pocaas cuadras del colegio, en su cabeza los únicos pensamientos que rondaba eran los buenos momentos que habia pasado con ella, las citas que tuvieron, las canciones que se dedicaron, las promesas que se rompieron. Algunas lagrimas caían y se camuflaban con la lluvia hasta que finalmente entró a la sala de espera y mientras la secretaria anunciaba su llegada algunos hombres de trajes elegantes corrian de un lado a otro para tratar de conseguirle alguna ropa decente ya que su uniforme nuevo estaba mojado y sucio.

Ya seco y con un traje a medida, Adan se sienta junto a la secretaria y decide quedarse en silencio y con las manos tapandose el rostro. La secretaria siempre comenzaba la conversacion, pero esta vez se dio cuenta que el adolescente no estaba de humor y también guardo silencio. De pronto suena un timbre extraño y se aparece un abuelo en una bata blanca, luego de hacer algunas señales con la mano uno de los hombre de traje elegante le coge del brazo y lo escolta directamente a la oficina de su padre.

Fue un largo recorrido por jardines, los cuales adornaban entre cristales a los laboratorios que a pesar de verse muy ordenados y limpios, tenian una gran cantidad de frascos y maquinarias  que casi no daban espacio para más de dos personas dentro de aquellos ambientes. Hasta que finalmente Adan llega a un estudio muy diferente a los demás, este era espacioso, sobrio y marron, la luz era tenue y algunas lamparas enfocaban las zonas de lectura bajo los grandes estantes de libros que opacaban aun mas aquella habitación. En medio de todo y bajo una ventana con un extraño Vitral que dibujaba un giroscopio gigante, estaba el escritorio principal y tras él, concentrado y moviendo las paginas como loco, su padre. Su piel estaba mas clara de lo normal, el bigote estaba a medio cortar y llenos de baba, tenía los ojos rojos y llorosos como los de el, aparentemente se estaba consumiendo la lectura tras enterarse algo doloroso, antes habia pasado cuando su mejor amigo se murió, sin embargo esta vez estaba peor.

<< Hace Frio>> Dijo Adan en como su primera impresion del lugar, pero su padre no salia de su lectura ni le daba, al menos, alguna fria bienvenida como lo solia hacer.

<<¿Papá , estas bien?>> Preguntó mientras se cogia con las manos los antebrazos y asi aguantar el intenso frio del aire acondicionado. 

<< No te va a condestar hijo, esta asi desde que comenzó la mañana, desde que... >> el abuelo de bata blanca intento continuar pero el padre de Adan lo cortó con una señal de manos como si el ruido de aquella conversacion lo aturdiera.

<< Es mejor no molestarlo, mejor llamo al chofer para que le busque un taxi y asi regrese a su casa señor >>

<< ¡Silencio!, ¡Largate Meier!>> Grito de repente el padre de Adan mientras tomaba aire para poder asimilar una situacion que Adan aun desconocia. Casi al instante, el señor de la bata blanca,  salió de aquella oficina, en silencio y cerró la puerta con fuerza.